¡¡Excelente y muy muy real!! En mi caso fue la montaña, que siempre es tan sincera, la que me acercó a sensaciones de plenitud. Pero es cierto que, en cuanto perdemos la atención, acabamos perdiéndonos a nosotros mismos, víctimas de la costumbre, la pereza y la insolencia del "dejarse llevar". No somos piedras en un río.
Gracias por tu artículo.
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