Hola queridos amigos,
La cuarentena sanitaria global nos aísla de los estímulos directos del mundo, hace poco llevábamos una rutina aparentemente normal sin apreciar las pequeñas grandes cosas de la vida. Ahora estamos sujetos principalmente a la información que nos llegan por las diversas redes sociales.
Lo cierto es que esta situación pone a prueba el temple del que estamos hechos, noticias van y vienen, a favor y en contra a manera de chismes. Mientras tanto, el cerco crece y las posibilidades de regresar a las rutinas acostumbradas disminuyen.
Es evidente que pronto viviremos un mundo distópico al mejor estilo de las producciones de Hollywood. Quién hubiera imaginado hace cinco meses, cuando muchos participábamos en los retos para el 2020 dentro de la blockchain de Steem que migraríamos a Hive en un escenario de pandemia y debacle económico en pleno desarrollo.
No obstante, ¿qué podemos hacer? En el plano material muy poco, seguir cuidándonos lo mejor posible acatando las instrucciones que nos imponen e intentar dilucidar las agendas ocultas, pero en el plano espiritual, creo que mucho, pues no depende de lo exterior.
Fuente: Imagen de @janaveda en Hive
En este sentido, solemos pensar en nosotros mismo como cuerpo, mente y espíritu. Obviamente esta abstracción la hemos heredado supuestamente de los antiguos filósofos griegos según el canon educativo, y digo supuesto, porque hoy en día, con tanta información disponible en internet, hay corriente y contracorriente que ponen en duda lo establecido.
Pudiéramos debatir estos conceptos en una tertulia por días en una reunión entre amigos, aunque por ahora el distanciamiento social y restricciones de movilidad lo impiden por temor a la propagación de la peste del 2020 que justifican las acciones de las autoridades.
Solo me conformaré con divagar un breve momento, pienso que el ser humano en realmente indivisible, así que cuerpo, mente y espíritu son solo abstracciones que intentan definirnos por métodos deductivos. A mí me atrae más bien el concepto que somos almas vivientes únicas e irrepetibles de imponderable valor que merecemos respetarnos los unos con los otros.
Al observar al mundo en pausa, nuestro hogar, creo que estamos muy lejos de actuar con respeto por el otro, gobiernos que se acusan mutuamente, noticias falsas, restricciones de libertades, falta de solidaridad generalizada. Alguien dirá, no vez como la gente se organiza para ayudar al prójimo, y yo me preguntó a mí mismo, qué he hecho al respecto: nada, solo sigo las instrucciones para mantenerme sano y no infectar a otros.
La frialdad del corazón es más letal que el virus de moda. Creo que tengo buenos motivos para seguir divagando mientras estoy encerrado bajo arresto domiciliario. Ha llegado el momento de ponernos al fuego y aplacar el frío del corazón.
Gracias por detenerte un rato para divagar conmigo.
Reflexión de @janaveda
Hola @velazquez,
Muchas gracias por apoyar esta publicación y la labor que hace para la comunidad de habla español.
Cuídate mucho.