El coche de la imagen está abandonado, oxidado, cubierto de hojas, ya nadie ni lo recordará, sin embargo, cuando surgió ese modelo hace tantas décadas atrás, seguro que fue una gran sensación. Muchas familias habrán disfrutado con el, viajado, y que tantas aventuras no habrán vivido ene l y con el, sin embargo, ahí está, abandonado, los carros tienen su vida útil, luego sencillamente pasan a ser chatarra.
No quiero hacer una analogía de la vida del ser humano partiendo de que seremos luego chatarra, pero, la realidad es que después que hemos vivido, que morimos, no somos chatarra, somo algo peor, a mi parecer, al menos en el aspecto físico, vamos a descomponernos tal como se descompone cualquier animal que fallece, es el proceso natural.
Pero así como algunos personajes ilustres han pasado a la posteridad, a tal punto de que siglos o milenios después aún se habla de ellos, eso es lo que determinará finalmente si nuestra vida ha valido la pena, al menos para la sociedad. La trascendencia en la actualidad se mide de otras formas, las posibilidades de ser "famoso" gracias a las redes sociales está más a la mano de todos, sin embargo, trascender va muchos más allá de ser reconocido.
Implica dejar algo a la posteridad, muchos dicen que tiene que ver incluso con los hijos que dejes, incluso si creas alguna institución que realiza un bien social, pudiera a través de tu nombre como patrimonio hacerte trascender, pero, cada vez eso se ve menos, porque las personas en términos generales están más interesadas en crear riqueza y mantenerla que en compartir un poco de lo mucho que tienen, y no siempre están dispuestos a "trascender" de esas formas.
Pero, hay buenas personas, esas que recordamos siempre, que no son famosas y que no necesariamente han impactado en todo el mundo, pero si en el tuyo.
