LAS FLORES DEL DESFILADERO..

in #spanish6 years ago

En uno de los libros de Ralph Connor relata la historia de una joven llamada Gwen. Dicha joven era tosca, obstinada y había estado acostumbrada a hacer siempre su voluntad. Un día, como consecuencia de un accidente, quedo imposibilitada para siempre, era muy rebelde y constantemente murmuraba. Un misionero conocido entre los montañeses por el piloto del cielo, la visito.
Se acerco a ella y le contó la siguiente parábola del desfiladero. "Al principio no había desfiladeros, si no solamente la pradera amplia y abierta. Cierto día el Dueño de la Pradera andaba sobre su césped donde solo había hierbas, pregunto a la Pradera: "¿Donde están tus flores?" y la Pradera respondió, "Señor, no tengo simientes".
Entonces el hablo con los pájaros y ellos llevaron simientes de todas clases de flores y las esparcieron a lo largo y ancho. Muy pronto en la Pradera florecieron lirios encarnados, rosas, girasoles y mucha otras bellisimas flores. Entonces volvió el Dueño y se puso muy contento, pero echo de menos las flores que mas le gustaban, y dijo a la Pradera:
"¿Donde están las Clemátides y el Colombino, las violetas preciosas, los anemones y todos los helechos y arbustos floridos?"
Nuevamente hablo a los pájaros y trajeron toda clases de simientes, las cuales rociaron por todas partes. Pero cuando el Dueño volvió, tampoco pudo hallar esta vez las flores que el mas amaba, y dijo:
"¿Donde están mis mejores flores?" y la Pradera respondió con gran pena:
"Oh, Señor, no puedo conservar las flores porque el viento sopla fuerte, el sol me castiga constantemente, y las flores se secan y desaparecen."
Entonces el Dueño hablo al Rayo, y con un golpe rapidísimo el Rayo partió la Pradera por el corazón. La Pradera se balanceo y gimió con gran agonía, durante muchos días se lamento amargamente de la terrible herida que le había
quedado sin cerrar.
Pero el río derramo sus aguas sobre la grandisima grieta que en la Pradera había quedado abierta, arrastrando consigo la rica tierra negra. Los pájaros volvieron y esparcieron las simientes por el desfiladero. Y después de largo tiempo las ásperas rocas se vieron adornadas con suaves musgos y viñas enmarañadas y todos los rinconcitos estaban cubiertos con las Clemátides y el Colombino. Grandisimos olmos levantan sus elevadas alturas a la luz del sol y por debajo de sus pies se arracimaban los Cedros cortos y los Bálsamos. Por todas partes crecieron Violetas, Enemonas y otras muchas flores, hasta que el desfiladero se convirtió en el lugar favorito del Señor, para descanso paz y gozo."
Entonces el llamado Piloto del Cielo, leyó a ella: "El fruto -leeré, las flores - del Espíritu son: Amor, Gozo, Paz, Mansedumbre, Templanza; y algunas de estas solamente crecen en el desfiladero."
"¿Cuales son las flores del desfiladero?" pregunto Gwen con dulzura ; y el Piloto contesto: "Bondad, Mansedumbre, Templanza; pero aun las otras, Amor, Gozo, Paz, florecen en el aire libre, nunca tienen un perfume tan delicioso, ni florecen tan ricamente como en el desfiladero."
Gwen permaneció callada durante un buen rato, y después con labios temblorosos, dijo con tristeza: "En mi desfiladero no hay flores , sino solamente ásperas rocas."
"Algún día florecerán mi querida Gwen, el Maestro las hallara y nosotros también las veremos."
AMADO, CUANDO ENTRES EN TU DESFILADERO, ¡RECUERDA!
"Para nuestro provecho." (Hebreos 12:10)

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