SpanishChallenge # 15 entrada # 1 - Historia, Parte I "En estas calles se sobrevive"

in #spanish7 years ago (edited)

Es de noche, acá las noches siempre son calurosas y un poco oscuras, somos del barrio marginado, donde todos los servicios básicos llegan, pero tarde, somos la periferia de la ciudad, no importamos hasta que uno de mis hermanos salta y agrede a algún comerciante en algún barrio mejor que el nuestro, ni siquiera rico, solo menos decadente. Estoy solo, esperando, y mientras eso pasa pienso cuanto me ha costado llegar acá. Soy hijo de madre soltera, mi mamá es joven y negra, no terminó la secundaria por tenerme a mí, no sé quién es mi papá, pero sé que mi mamá buscaba siempre novios para que yo tuviera una figura paterna, todos eran abusivos o nos trataban mal. Ya cuando fui un poco grande y aprendí a no colgarme de sus faldas, como se dice, me dejo con mi abuela, tampoco tengo abuelo. Mi mamá agarró rumbo al norte, pasamos casi un año, o más no lo sé con certeza sin saber nada de ella. Las noticias iban y venían la violencia contra los migrantes repuntaba, de vez en cuando mi abuela lloraba la falta de noticias, ella no era una mujer muy amorosa, era dura y tosca, pero algún amor le tenía a su hija. Así divago cuando espero no sé si le pasa a todos, pero mi mente nunca está quieta, veo a mi alrededor, unos árboles distantes se mueven ha empezado un viento suave, me subo la cremallera del suéter, nunca he sido muy amigo del frío, aunque sea suave, no lo soporto.

Mientras tanto vuelvo a pensar, ahora me veo y me encuentro así un tipo escuálido y ni tan negro, ni tan caucásico, mulato tal vez quien sabe, sin muchos pelos corporales, justo como en mi pubertad y nada de musculos, ni siquiera una panza, hubo épocas que me preocupe por hacer músculos y épocas por hacer panza, pero nada funcionó. Hace unos años, nadie me tomaba en serio, no intimidaba, más bien daba pena, recuerdo a mi maestra diciéndome que podía lograr cualquier cosa, aunque no sé si realmente albergaba alguna esperanza o verdad en sus palabras. Cruzo los brazos y sacudo la cabeza, ella sabe bien que en estas calles se sobrevive, con ella son dos las personas que he decepcionado. Repito mentalmente lo que me ha llevado a esta espera, mi historia. Cuando finalmente recibimos noticias de mi mamá, era una afortunada, por así decirlo. Había logrado llegar al norte, solamente la habían asaltado dos veces, y golpeado un par de veces más, también estuvo un tiempo perdida en el desierto, pero no sola, por eso no murió. Su primer trabajo fue en un restaurante chino donde le pagaban treinta dólares a la semana por lavar platos, no era mucho, pero como compartía una habitación con otras tres chicas, dos hondureñas y una guatemalteca entonces podía ahorrar algo para enviarme. Ahora trabaja de niñera, gana mejor y puede pagar una pieza para ella sola, a pesar de sus sufrimientos es feliz.

Sonrío, recuerdo que tenía muchas esperanzas en mí, aún las tiene, pero debería saber que en estas calles se sobrevive, ella está en otro mundo, supongo que puede imaginar mi realidad, la suya es dura, pero diferente. Tenía yo 12, me interceptaron por primera vez al salir del colegio. Antonio y Juan, eran compañeros míos, malos estudiantes siempre desaliñados y con mirada torva, alborotadores sin oficio, pensaba yo, resultaron ser dos años mayor que yo y actores. Realmente eran reclutadores, para las maras. Esa tarde me invitaron a su pandilla, no era un juego de niños, según me explicaron -acá venís a hacerte hombre, me dijo Juan. Yo sin muchos amigos y sin buen parecer, no tenía nada que perder, me uní a su pandilla.

Por mi edad, me pusieron en este parque, más bien descampado, como vendedor de droga, venía con mi pelota y jugando despistaba a cualquiera, al final nunca nadie llegó a revisarme o sospechar de mi actuar, está es tierra de nadie y gracias a mi mamá tenía mejor ropa que muchos. En ese momento mi madre debería haber abandonado toda esperanza en mí, pero no lo hizo; tantas veces me dio la lata llorando en el teléfono, que yo lo tenía todo decía, que hiciera valer su sacrificio, que dejara esas malas compañías, lloriqueaba, lloriqueaba y lloriqueaba; si no llevo tatuajes aún, es gracias a ella. En cualquier caso ella aún me envía dinero y con eso yo puedo sobrevivir. La escuela la deje hace dos años, finalmente mi maestra frunció el ceño, chasqueó los labios y me miró, como vio a muchos antes que yo y los verá después. Su decepción se dejaba ver, pero se limitó a despedirme y me deseó buena suerte, ella iba a rezar por mí, me dijo, yo solo pensé, eso no me sirve, aunque le hice un ademán afectuoso, por su buena intención.


Fuente

Acabo de cumplir diecisiete, estoy esperando, ayer me dieron un arma y me dijeron; no preguntes nada, y eso hice, no pregunte nada. Este es el punto de reunión, no sé a dónde voy, ni mi papel en todo esto, pero mis compañeros estaban muy entusiasmados, ha de ser algo grande. Cambio de postura, me recuesto en la pared descanso un pie, por un momento sigo el brillo de mis tennis, las luces led son demasiado, pienso, ya no soy un niño…

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