Veo diariamente la muerte pasar frente a mis ojos. Es algo común en mi profesión.
Pudiese decir que la muerte para mi como profesional representa el fracaso, dado que las medidas que tomé para tratar de erradicar la enfermedad y curar a dicha persona no fueron efectivas.
A pesar de que desde pequeños nos enseñan que todos nacimos para más tarde fallecer, la muerte no es un período bien aceptado para la mayoría de las personas y el simple hecho de siquiera pensar en ese "desafortunado evento" nos genera ansiedad, depresión y negación. Y es que en ese intervalo entre nacer y morir experimentamos y vivimos tantos buenos momentos que generamos un profundo amor y deseo por seguir viviendo.
Esta señora vestida de traje negro largo y que con su hoz se encarga de arrancar y llevarse las almas de los individuos (según ciertas culturas); diariamente se enfrenta al médico y no siempre resultamos victoriosos ante ella.
Cómo ya lo dije al principio de esta publicación la muerte puede representar un fracaso, especialmente en aquellos casos en las que no era esperada y había buena respuesta al tratamiento, y es tan inesperada que resulta frustrante; así como también un alivio en aquellos que se presentan con enfermedades graves, de mal pronóstico y en los cuales el vivir solo significa prolongar el sufrimiento.
Es una experiencia inigualable e impactante el ver como la luz se extingue de los ojos del que fallece, observar como exhala por última vez su última respiración, su último suspiro, escuchar como se apaga ese corazón que anteriormente batía a 100 por minuto, ver como palidece la piel en forma progresiva y como poco a poco se pierde el tono muscular, hasta que solo queda un cuerpo inerte en una camilla.
En mi caso, debido a las extremadamente precarias y deficientes condiciones de nuestro sistema de salud, la muerte se ha vuelto tan rutinaria y repetitiva que en forma general podría decir que no sólo yo sino muchos compañeros hemos desarrollado cierto grado de indiferencia a la la misma. Ya es solo otra muerte, otro fallecimiento más, sin embargo eso ha ayudado a forjar el carácter necesario para enfrentarla cuando es necesario; y a pesar de tener cierta indolencia nunca hemos dejado de ser empáticos y comprensivos con los otros a los cuales la muerte del individuo marca para siempre.
Pero si he de aceptar que se ha vuelto monótona, indiferente, banal; se podría decir que incluso adquirimos una cierta capacidad para determinar quienes del área son los próximos a fallecer, y pueden surgir comentarios a veces un poco pesados como "éste está pedido" o "está en la lista" o "no pasa de hoy en la noche"; y en caso de sobrevivir "lo tacharon de la lista con liquidpaper".
Sin embargo siempre seremos fieles a nuestros principios, especialmente a la beneficencia y no maledicencia, y jamás dejaremos de dar la guerra ante esta señora así sepamos que llevamos la batalla pérdida.
Espero hayan disfrutado ésta publicación que forma parte de nuestro reto literario en el steemit, y que hayan podido apreciar una visión diferente e incluso poco convencional sobre la muerte.
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