Malas construcciones. Un peligro latente en Venezuela y el mundo.

in #spanish6 years ago

Si bien existen urbanizaciones elaboradas con las normas de construcción establecidas y supervisadas por la municipalidad, sobre todo en años de gobiernos anteriores, cuando la construcción habilitacional se daban como una política de estado, y eran concebidas como “conjuntos habitacionales” que en sus diseños, se contemplaban las áreas comunes, canchas deportivas, escuelas y ambulatorios. Tampoco es menos cierto que las edificaciones espontáneas que son levantadas de manera particular sin un control de construcción, ha sido una practica permanente en nuestro país.

Esto se ha debido al incremento acelerado de la población centralizada y no centralizada y cada vez màs necesitada. ¿Pero hasta que punto puede llegar una persona para solventar una necesidad habitacional? Al parecer no tiene limite. Basta con echar un vistazo a los cerros de nuestro país para asombrarnos de las grandes construcciones que de manera amontonadas parecieran luchar por consumir u ocupar cualquier pedazo de tierra. Sin control ninguno han venido en incremento y en estos últimos años se han extendidos a lo largo y ancho del territorio nacional, a pesar de los esfuerzos pocos o muchos que haga el gobierno actual. Dejando en evidente amenaza y peligro la integridad física de los que allí habitan. Pues no podemos evitar recordar las diferentes tragedias vividas en nuestro país, donde malas construcciones han colapsado por efectos de la naturaleza y donde la falta de planificación se la pone fácil a la tragedia. Pero otros países latinoamericanos no escapan de esta terrible realidad que pareciera no tener control.

Algunas personas han encontrado una solución momentánea; invasiones. Se han venido dando como una plaga, aunque la comparación suene un poco cruel. Pero ciertamente has llegado a aupar cualquier edificación en pie, sin importar nada màs. Un ejemplo real se esta dando en la UDO Anzoategui, donde los pocos estudiantes que aun existimos en las paupérrimas aulas donde sentados en el suelo pretendemos salir adelante, nos ha tocado convivir con un grupo nutrido de ciudadanos que cada vez ocupan màs espacio dentro de nuestra universidad; pero eso puede ser tema para otro post.

Por ahora nos toca mirar nuestros cerros venezolanos y rezar para que nada suceda y sigan en pie durante muchos años y no verlos caer como barajas de naipes.


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