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¿Y dónde ha de quedar la naturaleza? Ciertamente si aceptamos la tesis de que existen personas que adoptan ciertos roles, debemos aceptar que existe en ellos algo que los motiva a hacerlo, más allá de convenciones y paradigmas sociales.

Es relativo. En el ejemplo de la isla: si es una isla que empieza desde cero y son personas que están desde que tienen memoria ahí, por supuesto que lo natural influye. Porque ¿Cómo más desarrollaron esos roles si no tenían a más nadie del que aprender?

Pero en esta sociedad de la que nos rodeamos, yo lo veo todo como esos paradigmas sociales, que poco a poco se rompen, para crear más patrones. Pero no niego que en cuestiones individuales (talento, para ser más específica) lo natural sí existe. En comportamiento sí me inclino más a la teoría de lo social.

¿Pero cómo negar que, inclusive en esta sociedad, hay comportamientos que se derivan particularmente de esas cuestiones individuales que mencionas? Me temo elegir uno u otro extremo es, por ejemplo, como darle la derecha a Voltaire o Rousseau respecto a la naturaleza buena del hombre y renegar del resto. Encuentro más probable que no todo sea sociedad y no todo sea naturaleza, sino un estado que se nutre de ambas.

Obviamente, todo va a depender del punto de vista desde el cual observas ese asunto llamado "sociedad" y todos los comportamientos que los seres humanos desarrollamos en un determinado contexto. Por ejemplo, si consideramos el tema de los hijos, podría contemplarse el carácter biológico e instintivo que está implícito en el deseo de tenerlos, pero hay un componente sociocultural altísimo que influye considerablemente en la decisión que tomes acerca de tenerlos o no y en qué momento lo haces. Del mismo modo, hay aspectos instintivos en la crianza, pero hay miles de patrones sociales que reproducirás en el modo de educarlos, porque, al fin y al cabo, los educas para convivir en esa sociedad.

Precisamente @rominaelix, se trata de la coexistencia de lo natural y lo social. Sin embargo difiero en que dependa todo de un punto de vista, esto no alcanza cuando de instintos se trata. Hay evidencia por ejemplo, de diferencias biológicas entre hombres y mujeres que influyen a nivel de temperamento e intereses personales, poco margen existe en ello para la subjetividad, más allá claro de la posibilidad de que los estudios científicos asociados, si bien creíbles, sean errados.