El desdichado en la lluvia

in #spanish3 years ago (edited)

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La puerta de la calle se abrió de par en par, mientras un hombre la atravesaba y se internaba en la lluvia que caía con fuerza en el pavimento. La tensión en los hombros de aquel desgraciado se notaba desde la distancia, o al menos así lo detecto una pequeña mujer que debajo de su paragua negro empezó a llamarlo a gritos.

Sabía que le había ocurrido algo, lo preveía, así que corrió detrás de él, corrió gritando una y otra vez sin detenerse aquel nombre, pero él hombre no de detenía. Sus piernas largas dejaban atrás rápidamente a la mujer que jadeaba con cada paso.

Alejándose del poblado, se introdujo entre unos matorrales, y la mujer, indecisa lo siguió. Las ramas golpeaban su rostro, aruñaban sus manos, sus brazos, pero aun así ella quería entender que había pasado.

Él le importaba, y quería que estuviese bien.

Llegaron al borde de la cascada y por fin el larguirucho se detuvo. Se giró lentamente y la mujer vio su cara por primera vez desde la mañana cuando había salido a trabajar.

Tenía la cara manchada con gruesas salpicaduras de sangre, su rostro estaba desencajado, sonreía pero su sonrisa transmitía dolor y locura.

-¿Qué… ha pasado? – pregunto en voz baja la mujer mientras detallaba la ropa de su marido. La lluvia había arrastrado una gran parte de la sangre, pero aún se veía el color rojo en ciertas partes.

-Los he liberado, querida- Su risa se hizo sonar entre los árboles mientras elevaba los brazos al cielo.

-¿Qué quieres decir? ¿A quien has liberado? ¿Quién estaba preso?

-Nuestros hijos cariño, ya no tendrán que pasar hambre, ni frío, ya son libres. – La mujer sin comprender que decía el hombre que tanto amaba, se quedó observándolo durante largo rato mientras el seguía contemplándola con aquella mirada desquiciada.

El hombre estiró la mano hacia la dirección de la pequeña mujer, que seguía estupefacta observándolo, analizando la situación.

-Ven conmigo, seamos libres también.- la voz sonaba llena de entusiasmo, pero por fin la mujer entendió todo, soltó el paraguas, la bolsa de ropa para lavar que tenía en su otra mano e intentó correr por donde había llegado.
No había dado muchos pasos cuando el hombre la tomó por los hombros y le apretó los brazos halándola hacía el borde del precipicio.

La mujer gritaba, pedía ayuda pero nadie acudió cuando intentó zafarse, ni cuando en brazos de aquel hombre que creyó conocer y con quien compartió doce años de su vida, cayó desde lo más alto de aquel acantilado estrellándose con las piedras que le arrebataron la vida.

Al día siguiente el diario de aquel pequeño poblado sorprendió a sus habitantes con la horrible noticia del asesinato de 3 pequeños niños, a manos de su padre con un martillo que destruyó sus cráneos y a su esposa a quien arrojó de aquel risco.

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Que terrible situación, acabó con su familia, en el desespero de la situación que vivía, lo triste es que he leído de casos similares, casos reales, donde el desespero de uno de los padres lo lleva a acabar con su familia para evitar la miseria.

Me gustó, este relato me atrapó.

Muchas gracias por leerme!