¿Dónde estoy? No recuerdo como llegue a esta habitación. La luz blanca es cegadora, se me clava en mis ojos, parpadeo un par de veces mientras unas gruesas lágrimas caen por mis mejillas. Me llevo la mano a la cara y la siento toda pegajosa.
Sin duda el maquilla debió correrse. ¿Será acaso el departamento de algunos de mis amigos? miro alrededor pero no reconozco nada. Mis ojos ya se adaptaron a la luz así que me siento.
Al erguir mi columna la sabana cae en mi regazo y me doy cuenta por primera vez que estoy desnuda. Como acto instintivo me abrazo a mi cuerpo y un miedo empieza a crecer en mi interior.
En el lugar no hay nadie, solo estoy yo. Por la claridad de la habitación calculo que es media mañana. Me levanto envolviendo mi cuerpo con la sabana y encuentro mi ropa doblada en un pequeño mueble en la esquina de la habitación al lado de una alta lámpara de color rojo.
Me meto al baño y me visto apresuradamente. Se nota que el baño ha sido usado, usado como yo. Hay una toalla mal colgada y otra en el piso. Tomo una toalla de la repisa y rápidamente me visto. Sin duda este debe ser un hotel, o un motel... no hay nada que se relacione con algo personal.
Decido salir así, buscar mi teléfono y buscar ayuda. Entro una vez más en la habitación y encuentro mi celular dentro de mi bolsa, que estaba tirada en la esquina de aquel cuarto. Lo tomo y veo muchos mensajes así que inmediatamente me meto en la conversación que me interesa, la de mi amiga, mi mejor amiga, ella tiene que saber que paso... ella nunca me dejaría sola ¿o sí?
No tengo la suficiente paciencia para esperar que responda el mensaje así que la llamo. Atiende al tercer timbrazo:
-Al fin despiertas bella durmiente- me dice con una voz jobial.
-¿Donde estoy? ¿Por qué me dejaste sola?- mientras hablo me acerco a la ventana y veo un pequeño estacionamiento, estoy como en un segundo piso, y justo cruzando la calle reconozco la playa. Una que hemos visitado mis amigos y yo durante mucho tiempo. Una donde estaba justo ayer en el cumpleaños de un amigo, de Erick.
-¿Cómo que donde estas? pues en el Paradis, siempre has dicho que quieres ir y Erick te complació ¿a poco la pasaste bien?
-¿Cómo que Erick me complació? - mis manos tiemblan, debo sujetar fuertemente el teléfono para que no se me caiga.
-Amanda, no te hagas la estupida, juntos se fueron después de la playa a reborcarse... ¿No recuerdas nada? -
-No Reina no recuerdo nada porque estaba muy ebria, tu lo sabias, tu... te pedí que me cuidaras que quería disfrutar antes de entrar a clases...
-Bueno y disfrutaste con Erick - se ríe. No puedo creer que se ría de mí. No tengo más que decirle, más y más lagrimas se unen en mis mejillas y estoy segura que toda mi cara está manchada, - Sabes quédate donde estas, nosotros vamos por ti para que sigas disfrutando y se te pase el berrinche.
No puedo seguir escuchando así que corto la llamada y salgo de la habitación. El mundo me da vueltas, no se bien como lo logro pero por fin salgo de los pasillos y corro por la puerta principal, alejándome del recepcionista que intrigado me pregunta que me pasa. Pero lo ignoro, busco un taxi e inmediatamente voy a la delegación de policía.
Les cuento mi historia, hablo de todo lo que sucedió, claro, desde mis recuerdos porque no es que yo recuerde mucho en este momento. Los policías con cara de aburridos toman mi denuncia y me piden que me retire, que si hacen algo me notificaran.
Me voy a mi departamento indignada, sin tener alguien con quien sopesar toda esta falla, sin tener que hacer, sin tener a quien recurrir. Veo como mis supuestos amigos me llaman una y otra vez pero sigo ignorando sus llamadas. No quiero hablarles, fui usada, fui abusada... pensé que estaba con amigos, que me cuidarían y protegerían pero fueron ellos quienes me dañaron, quienes me hicieron todo, casi planeado.
Lloro por días, sin salir, sin ánimos de enfrentar mis días. Únicamente salgo cuando inician las clases, centro mi mente en intentar que todo vuelva a ser normal. Con la salvedad de ignorarlos por completo porque es lo único que puedo hacer, porque a nadie le importa, porque no hay nada que sin apoyo yo pueda hacer.
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