Triste estampa que desnuda nuestra realidad ante el mundo. Ni para los que se van ni para los que se quedan es fácil enfrentar la tristeza, la ausencia y las distancias. Apostemos por el reencuentro pero honestamente dudo mucho que una persona que logre salir y finalmente alcance la realización personal y laboral por la que tanto ha luchado regrese. No pretendo con mi comentario señalar ni juzgar a nadie. Pero creo que serán pocos los que den la vuelta y retornen a la casa materna. Solo Dios sabe. Mientras les auguro éxito y les pido que vayan a donde vayan dejen ver al mundo que la mayoría somos gente de bien, de nobles sentimientos, sonrientes, buenos bailadores, solidarios y parranderos.
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Un gran suspiro después de leer, todo en manos de Dios. Gracias por sus bendiciones y buenos deseos.