La visita

in #spanish6 years ago

Después de años esperando que nuestra hija regresara a Chile, el milagro se ha producido y hemos tenido la alegría de que Daniela Caro, a quien ya conocen por este mismo medio, ha regresado, aunque sea de visita a su hogar. También nuestro nieto Victor de 11 años(@axisyt), observador, degustador e, inquisidor de la gastronomía de los lugares que visitamos, ganando lejos las empanadas de camarón queso y la locura de los colores, aromas y calles que llegan al cielo a través de miles de escaleras en el Puerto de Valparaíso.

Y por último nuestra bella nieta Gabriela de 15 años(@gabriela7816), alta, espigada como una garza de humedal, hermosa como pocas y totalmente indiferente a los mozalbetes que con miradas, palabras y algunos más osados con acrobacias trataron de conseguir al menos una mirada interesada de ese bello metro ochenta de joven mujer que se desliza etérea por la vida, en la paz que da a esa edad, tener la protección de una fiera para algunos, y dulce y cariñosa para sus hijos como es una madre, y Daniela (@dcaroa) es todo eso y más.


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Aunque falto en este viaje Enric Martí(@senoralonchafina), esperamos que en los sucesivos llegue a este lejano pedazo de mundo, ya que los osos buenos siempre hacen falta para ordenar la vida.

Mi humilde casa, en una rutina de tres adultos, seis gatos, una perra y un pequeño pajarito (Cata) al que nombramos pollo para elevarle la autoestima, se vio convulsionada con la llegada de ese enjambre de personas, maletas, amistades que entraban y salían, comidas preparadas con profundo cariño, con los aromas y sabores de mi tierra, y a veces recurriendo a la maravillosa gastronomía que unos hermanos Peruanos preparan en un pequeño restaurant cerca de casa, y que dejan amablemente a domicilio, saboreando el mejor cebiche y el lomo salteado que es mi favorito, esto último me permitía descansar del quehacer del hogar y la cocina, en un hogar que ya parecía cueva de monos...


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El viaje de Daniela, como estaba previsto, nos exigió tiempo completo, por lo que mi esposo y yo, guardamos nuestras vacaciones y las solicitamos antes de que llegara, para compartir de mejor manera el tiempo, que siempre es escaso cuando la distancia duele y se acorta solo por unas semanas de vernos, “apapacharnos”, mirarnos con el alma, con el corazón y decirnos que nos amamos y lo más importante, que siempre será nuestra niña, nuestra pequeña, la que jugaba en el patio de la Vicaria de la Solidaridad, con otros niños y niñas de padres perseguidos, desaparecidos o prisioneros en los años negros de mi país.

¿Qué hace una persona que va de visita a su casa y a su país después de algunos años?, encontrarse con amigas y amigos, los que llegan, llaman, se comunican en forma virtual pero necesitan también el contacto humano. Juntarse con la familia que quiere conocer a quienes desde el otro lado del mar integran la prole, buscándole en parecido que siempre aparece desde su mirada, y que jamás he compartido, ya que considero que las personas somos únicas, y no nos parecemos al padre, a la madre, a los abuelos, etc. Cada persona solamente se parece a sí misma, lo demás es cuento y buena voluntad.

Después de visitar el puerto de Valparaíso, donde recorrieron el litoral en lancha, y que nuestro nieto pudo conducir durante unos minutos, bajo la atenta mirada del capitán, y de su abuelo Víctor, quien además también es patrón de lancha, igual que yo, retornamos a Santiago, para emprender viaje a la ciudad de La Serena, retozar en sus playas y recorrer los pueblos pintorescos del interior, con degustaciones de licores, vinos, comidas, dulces, etc., terminando en el centro astronómico de Mamalluca, para un tour guiado para contemplar las estrellas en uno de los cielos más prístinos del mundo.


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Luego de tanto ajetreo, se inicia la cuenta regresiva, la alegría da paso lentamente a la pena, reconociendo que en este viaje hicimos lo posible por crearle recuerdos gratos a nuestro nieto y nieta, para que en la lejanía recuerden a sus abuelo y abuela que desde chile les aman y esperan lo mejor para ambos, al igual que para mi querida hija. Y de la despedida escribiré más adelante para pasar el amargo.

Un gran abrazo, espero que me acepten como una más de esta familia y ya compartiremos otras letras.