Mi abuela, mi amada abuela. Se fue tan rápido. Me duele tanto. Me dejó con el corazón roto. Y se llevó tanto. Me duele, duele su pérdida. No hay palabras para describir esto. Se llevó con ella mi alma.
Fue el amor más puro de mi vida. Nunca nadie me quiso tanto. Nadie me cuidó como vos. Nadie me protegió como vos. Me diste más de lo que tenías, y fuimos tan felices. Me quedaron tantas cosas por decirte, estoy vacía sin vos. Fuiste una mujer ejemplar, una guerrera.
Un maldito ACV se la llevó, tan rápido como un suspiro. No llegué a despedirme, a decirle que la voy a extrañar tanto. A pedirle que se quede, que no puedo perder más gente. Que no la puedo perder a ella. Que no soy nada sin ella. Me siento tan culpable de no haber llegado a despedirla, con todo lo que ella hizo por mi. A darle un beso. Nunca más voy a poder borrar tu última imagen en ese maldito cajón. Hubiese dado mi vida por que nunca te mueras.
Y te extraño tanto, y tengo miedo. Miedo de olvidarte. Porque es lo más real que tengo. Es lo que soy. Y te me apareces en mis sueños, y me abrazas. Y me transportas a tu casa, y me mimas como cuando era una nena. ¿Como hago abuela para que no duelas tanto?
Y ella es y fue tan importante en mi vida. Soy por ella. Y la vida nos separó. Y la necesito. Tengo ganas de llamarla y decirle que la necesito. Tengo ganas de ir a su casa y que me abrace, o sentarme en su regazo como cuando era una niña. O que me cocine. Y que el tiempo se pare. Y no puedo.
Y este domingo es mi cumpleaños, y no puede dejar de pensarla. De necesitarla. Lloro y lloro, me duele tanto que no este.
Este domingo quisiera ser una nena. Estar con ella. Sólo con ella.
Este domingo quisiera que este sentada en mi mesa y abrazarla.
Este domingo quisiera desaparecer con vos.