Huellas en la Arena

in #spanish7 years ago

sea-2534384_960_720.jpgEn medio de un atardecer majestuoso voy caminando por la orilla de la playa, dejando que el romper de las olas rocen con mis pies descalzos; respiro un aire de tranquilidad al ir paseando por la blanca arena y cierro los ojos imaginando que poco a poco me desprendo del suelo y empiezo a flotar.
La oscuridad se acerca en esta playa desierta y un silbido producido por el viento interrumpe mi sueño y me hace abrir los ojos apresuradamente. Las palmeras se agitaban y el viento soplaba tan fuerte que empezaban a formarse pequeños tornados de arena, empecé a correr, un poco sobresaltada buscando un refugio para cubrirme de la tormenta que se avecinaba.
Al fin logré llegar a una pequeña choza hecha de palmas secas que por su apariencia parecía no haber sido habitada en mucho tiempo; al entrar en ella me doy cuenta que no estaba del todo vacía; sentado en un rincón se encontraba un chico que al igual que yo, buscaba refugio de la tormenta, me observó y de la nada se dibujó en su rostro lo que parecía una sonrisa de alivio al no encontrarse solo en esta playa, me invitó a sentarme junto a él y a calentarme con el fuego de una fogata que presumí no tenía mucho tiempo de haberla iniciado.
No podía dejar de mirarlo, había algo en él que me resultaba familiar, como si ya lo hubiese conocido antes quizás no en esta, pero si en otra vida. el frío se hacía más imponente y en ocasiones parecía que la tormenta nos iba a despojar de nuestro refugio, pero a pesar de eso, nos las arreglamos para ocupar nuestro tiempo con largas conversaciones sobre ciencia, astrología, antiguas civilizaciones y música de varios géneros.
Sin darnos cuenta la tormenta había cesado y el alba estaba próximo a asomarse, pero al mirar el cielo aun podían distinguirse un poco las estrellas. Sabía que el tiempo que nos quedaba era corto, y quien sabe si algún día volveríamos a vernos, pero esa noche fue entre muchas la más grata que tuve en mucho tiempo.
Así fue como, al salir el sol y desaparecer la luna se despidió con un beso en la mejilla. mientras yo permanecí sentada en la entrada de aquel refugio que gentilmente nos acogió, pensando si volveríamos a tener un encuentro tan fortuito como este, mientras él se alejaba y dejaba atrás sus huellas en la arena.