Los fabricantes de teléfonos inteligentes nos hacen creer que sus modelos de última generación son simplemente lo mejor; que nuestras vidas estarán vacías si no usamos las nuevas características que estos dispositivos ofrecen; el nuevo paquete de emoticones, los pixeles adicionales, los núcleos extras del procesador, entre otras cosas que la mayoría en realidad no aprovecha, al menos no a menudo. Lo cierto es que hay muchos teléfonos inteligentes usados que aún podemos comprar y que igualmente pueden brindarnos una excelente experiencia móvil. El HTC One, por ejemplo, salió al mercado hace 5 años y aún ofrece potencia de sobra para actividades tan comunes como chatear en Whatsapp, usar las redes sociales, ver videos en Youtube, escuchar música, revisar el correo, etc.
La International Data Corporation (IDC), una firma de investigación, predice que para el año 2020 el mercado de teléfonos inteligentes usados tendrá un valor 30 mil millones de dólares, con un incremento en el numero de dispositivos de 81.3 millones en 2015 a 222.6 millones en 2020. Tal vez no sea mucho comparado con el mercado de teléfonos inteligentes en general. Pero esto demuestra que hay un creciente interés por este segmento.
La venta de teléfonos usados se puede ver mayormente en economías débiles como mi país Venezuela. Aquí, por ejemplo, el costo de un teléfono inteligente original de última generación ya alcanza los 10 dígitos en nuestra moneda nacional. ¿No me creen? Vean aquí. Una cifra extrema tomando en cuenta nuestro salario mínimo y la situación precaria que vive el país. Esto, al menos aquí, ha impulsado el negocio de teléfonos usados y de las imitaciones, lo que nosotros llamamos teléfonos “chinos”, pero siempre existe el riesgo de ser estafado cuando no se trata de un distribuidor renombrado o un vendedor certificado.
Yo en lo personal, si voy a comprar un teléfono inteligente busco que sea original y de una marca reconocida, aunque esto signifique gastar más dinero. Pero si queremos cuidar nuestras finanzas sin caer en imitaciones baratas, tenemos la opción de comprar teléfonos “refurbished”. Para los que no saben con exactitud que es un producto refurbished; cuando una tienda recibe productos defectuosos estos son devueltos al fabricante para que sean reacondicionados y luego son introducidos nuevamente al mercado como productos renovados o refurbished con importantes descuentos. Hay compañías de telefonía como AT&T que incluso venden teléfonos usados certificados, pero son muy limitados.
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Si necesitas un teléfono lo antes posible y te ofrecen uno usado a un precio atractivo, no te apresures a pagar por adelantado sin antes revisarlo. Mucha gente tiene ese mal hábito y terminan siendo estafadas. Al comprar cualquier producto usado se recomienda ver el producto en persona. En el caso de un teléfono inteligente, debes revisarlo completamente desde el software hasta la batería. Asegúrate de que la conexión WiFi funciona correctamente. Si todo se ve bien con el dispositivo procede con el pago, ya sea por transferencia electrónica, cheque o efectivo, depende del país donde vivas. Digo esto porque en Venezuela dependemos de las transferencias electrónicas debido a la escasez de dinero en efectivo y los cheques ya no son bien vistos aquí, al menos que exista plena confianza entre ambas partes.
Compara precios, no te vayas a ciegas por una sola oferta, cubre todas las opciones posibles. Muchos vendedores tienden a manipular al comprador con técnicas de negociación baratas como, “cómpralo rápido que tengo a otros interesados en fila”, o “cómpralo ahora antes de que suba de precio”. Tal vez esto último sea valido en Venezuela por nuestra hiperinflación, pero aun así no debería tomarte más de dos o tres días investigar por otras opciones y tomar una decisión. No permitas que el vendedor te diga que hacer, es tu dinero así que llévalo con calma.
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Antes de comenzar a ingresar contraseñas y otros datos personales desde ese smartphone usado que acabas de comprar, es recomendable que instales un buen antivirus y te cerciores de que el dispositivo no contiene ningún código malicioso. Esto hay que hacerlo ya que no sabemos con certeza que clase de hábitos tenía el antiguo dueño, qué páginas visitaba o qué cosas descargaba. La mayoría de los que venden sus teléfonos usados se limitan a eliminar archivos personales y desinstalar algunos programas, pero no se molestan en hacer una restauración completa del sistema que le garantice al comprador que está adquiriendo un producto impecable a nivel de software.
Cuando se trata de intercambios persona a persona hay que tener mucho cuidado y estar pendientes de todos los detalles, especialmente en este segmento de productos usados. Aquí no hay facturas fiscales, no hay garantías ni protección al consumidor. Todo depende ti.