Saludos @decomoescribir y demás amigas y amigos, este de hoy es la continuidad del comentario anterior:
Hacía tiempo que no sentía ese sabor desagradable en el paladar, como cuando mamá me obligaba a tomar el aceite de hígado de bacalao, pero este es algo más feo. Es como la hoja de chayota, que no he probado, pero que sé que es maluca, vainas de uno, pero que son verdad. Yo creo que es la comida de aquí, a lo mejor es algo que tienen los platos metálicos esos, algo que se le pasa a la comida y entonces uno no puede sacarse eso de la boca.
Tengo ganas de llorar, este cuarto da vueltas a veces, tengo que girar despacio la cabeza para no marearme, de momento creo que voy a vomitar. Mamá me dijo que eso va a pasar pronto, que ya nos sentaremos a la mesa otra vez, y que ya estaré de vuelta en la universidad...Lo que no me acuerdo es cuándo vino ella, creo que sí vino.
¡Ay, coño, Dios!, ahora sí duelen las piernas, una más que otra, abajo en la rodilla...mejor pienso en otra vaina, a ver si pasa. Pensar que esto es mentira, que no es así, que nunca me monté en el bus ese...
@tresminotauros,
Me encanta el principio como catalizador de una psicología. El probar algo asqueroso que le recuerdo algo que sólo ese personaje podría probar. Un poco al estilo de Rulfo.
Después viene otra acción: el llanto, y complementa un final abierto.
Aunque para fines del ejercicio sería mejor explorar toda la posibilidad reveladora de una sola acción. Y más que dudas, generar certezas por medio del recurso.
Siempre un gusto,
D.
Muchas gracias, a ti por compartir, y a todos los que nos acompañan en esta linda tarea.
Mu gusto mucho el relato, bastante vívido desde la perspectiva del personaje.
Gracias, @karupanocitizen, qué bueno que te haya gustado. Ojalá nos sigamos leyendo en estos retos de Daniel. Saludos
Dios mediante así será @tresminotauros, nos seguiremos leyendo!