Las sonrisas serán algún día vistas desde el cielo,
brillarán con tanta intensidad
como solo una constelación entera sabe hacerlo,
mientras en realidad es solo un superviviente,
uno que ha pasado a otro nivel
-uno más, uno de recompensa-.
Invisible -a veces-, pero siempre presente,
la felicidad está latente.
Con furor unos las esconden,
las muestran o la comparten,
pero la mejor parte es recibirla
-aún cuando para ello ofreces una-.
Como una doble vía que termina en círculos
o un mar que todo lo devuelve;
Quizás como el amor escrito por Shakespeare
o la felicidad inexplicable;
es la gracia que un ser deambulante
-ahora con propósitos-
aporta, crea y comparte
un enigma,
y, a la vez, la cura de muchos males.
No es una constelación distante,
aunque el tiempo no transcurre,
los sentimientos afloran,
y se empieza a conocer la verdadera forma
de entregar - y entregarte-.
La facciones frías son derretidas
y las carcajadas conocidas.
Todo por quienes decidieron ser poetas
que escriben con sonrisas
otras sonrisas.
