Hoy en la mañana salí con mi hijo José a visitar a un amigo. Tenía 7 meses que no salía de casa y mucho menos tomaba el transporte público.
Es tanta la aburricion que tienen encerrados todo el día en casa, que se animó a acompañarme y así poder jugar tan siquiera una hora con el hijo de mi amigo, que tiene 2 años más que él.
El daño que nos ha hecho este encierro obligatorio es inmenso, y es mucho más grande en los niños que han visto cómo sus relaciones personales han sido cortadas sin previo aviso.