Relato: Sobre lo acontecido en Rusia (II)

in #spanish3 years ago

Parte uno

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Fuente de la imagen: Pexels

Yelena contempló la entrada de la residencia Fairchild, ubicada en las afueras del pueblo de Luton y a unos 10 kilómetros al este de Londres. Lo primero que llegó a su mente mientras que, tomada de la mano de su esposo, empezaba a subir las escalinatas fue la sensación acogedora que le generó apenas puso un pie fuera del carruaje.

Le recordaba un poco al Palacio de Versalles durante su estancia en Francia en cuanto a diseño, pero apenas fueron recibidos por Phyllis, el mayordomo y asistente de su suegro, decidió que el lugar, aunque sobrio, era más elegante que aquella antigua residencia de los reyes franceses. En sus paredes colgaban pinturas de paisajes y ciudades, así como algunos retratos de la familia.

El más llamativo se encontraba en la enorme biblioteca. El cuadro consistía en el retrato de una bella mujer rubia de ojos azules y labios carnosos; su mirada estaba llena de tenacidad y vivacidad. Cuando le preguntó a Nathaniel quién era aquella bella mujer, se quedó boquiabierta ante su respuesta: la mujer del retrato era su madre, Clarissa Harlowe.

Observó nuevamente el retrato; Nathaniel había heredado algunos rasgos característicos de aquella formidable dama, desde su belleza hasta su valentía, por lo que el nostálgico mayordomo le contaba mientras Nathaniel iba hacia el despacho de su padre. Le había notado visiblemente nervioso, reacción comprensible para ella, pues había decidido actuar en el más alto secretismo para no comprometer a su familia en una posición delicada. Era posible que el patriarca esté enojado con él por no haberle dicho las cosas como son, pero al mismo tiempo comprendería que no podía hacerlo.


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"Debiste habernos dicho lo que estaba pasando, Nat. Te habría ayudado; de ser dable tus hermanos y yo les habríamos cazado", dijo sir Robert, quien se encontraba sentado en el escritorio.

"Padre, por favor, comprende que era una situación muy delicada. Muchas vidas estaban de por medio, sobre todo la de mi esposa y la del propio zar. Si hubieran logrado su objetivo, habría estallado una nueva guerra", replicó Nathaniel con franqueza.

"Con mayor razón, Nathaniel, debiste haber recurrido a nosotros", dijo lord Henry Pearce, duque de Pembroke y abuelo de Nathaniel, desde el sofá. "Te habría ayudado con mis contactos dentro de la facción rusa para resolver este asunto y sacado a tu pequeña esposa de ahí sin problema".

"La Alianza Licantrovampírica no estaba del todo involucrada en la conspiración, abuelo. El sobrino del Lobo Oscuro había sido dejado a su suerte por la familia para evitar que se descubriera la existencia de los vampiros y los hombres lobos. Ignoro el motivo, pues para el Lobo Oscuro aquello podría ser una buena oportunidad para afianzarse con el poder".

"El anterior quizás; el nuevo opta por la discreción y prudencia".

"¿Cómo? ¿Emanuelle D'Orsif murió?"

"Sí. Su propio hijo lo mató", respondió sir Robert. "Estaba enloqueciendo de poder. Se temía que se le manifestara la Demencia de Licaón".

"Eso explica la indiferencia de los licántropos ante la muerte de Sergéi".

"Bueno, al menos la pequeña Yelena tuvo su porción de justicia por la terrible muerte de su madre y su abuela", dijo el duque. "Pobre niña; pensar que tuvo que tolerar toda clase de abuso y rechazo a cambio de un poco de cariño. A propósito, ¿dónde está ella?"

"Está en la biblioteca. Phyllis la acompaña".

"¿Por qué la dejaste ahí? ¡La hubieras traído para que la conociéramos!"

Un toque tenue les interrumpió; Phyllis entró al despacho. Con voz clara y concisa, anunció la presencia de Yelena.