¡Aquí estoy!
¡Bienvenidos a mi primer post sobre mi proceso creativo!
Dos piezas que fueron las primeras en gestarse y dieron pie a esta línea de trabajo
Sin título. 2017. 25 x 25 cm. Guache sobre papel glasse.
Sin título. 2017. 25 x 5 cm. Óleo y óxido sobre cartón
Todo comenzó por la necesidad de representar la sociedad a la que pertenecemos, una necesidad que siempre se manifiesta de alguna forma como artista plástico, como escritor, como ser sensible. El ejemplo más claro de que esto ha sido siempre así: los registros gráficos de seres primitivos que interpretaron y narraron los detalles de actividades como la caza, la organización social, rituales, entre otras, con la razón de comunicarlos ante la sociedad, de plasmarla ante el otro. Así que no sería nada extraño que nosotros, siglos luego, también lo hagamos —claro está, sin actividades relacionadas con bisontes ni mastodontes que cazar—.
Mi propuesta se basa en eso: simbolizar una respuesta a la dinámica social que me rodea de la manera más primitiva (plásticamente hablando) sin adornos ni prejuicios.
La simpleza de la representación (además de darle esta cualidad cavernaria) le da mayor presencia y contundencia al personaje y a lo que quiere expresar, un elemento necesario para lograr que la persona que lo vea lo identifique —y se identifique—.
Los sentimientos de estos personajes se demuestran en su corporalidad, insinuando un movimiento. Aunque sea bidimensional, el recurso de la línea continua crea la sensación del recorrido y expansión de ese movimiento, además de darle soltura y plasticidad.
¡Acá les enseño algo de mi cuaderno de bocetos! Dale clic y lo podrás ver más grande
