Un saludo cordial a todos los miembros de la prestigiosa comunidad HIVE, especialmente a los creadores de contenido del área de las ciencias biológicas.
Siempre he creído que los animales domesticados conservan el potencial genético de asilvestrarse y volver a su vida en la naturaleza, disfrutando de la libertad que otorgan los ecosistemas naturales, luchando por su alimento, y recombinando sus bancos de genes con otros individuos de su especie, luego de pelear hasta la muerte para obtener una pareja.
Cerdos jóvenes (lechones),absortos en la comida de un humano.
Cuando el hombre decidió extraer especies silvestres de la naturaleza para que le sirvieran de compañía, alimento y otras peculiaridades, pensó que estos individuos podían volver a los ecosistemas de donde los extrajeron por lo que los encerró en jaulas, corrales o galpones, tanto para defenderlos de los depredadores, así como para garantizar que no se escaparan y regresaran a sus hábitats.
Desde su etapa de becerros, el ganado vacuno es asometido a una vida de encierro en corrales.
Los perros cazadores son mantenidos en corrales ya que su instinto los lleva a fugarse de las casas de los humanos y perseguir animales de presa.
Las epecies del Orden Lagomorpho, como los conejos son criados en pequeños corrales y si escapan son fáciles presas de los depredadores.
Uno de los casos más notorios ocurre con los gatos, mamíferos del Filo Cordados, Orden Carnivora, Familia Felidae, Genero Felis, especie Felis silvestris, Subespecie Felis silvestris catus, los cuales son reacios a estar encerrados en las casas de los humanos, donde pasan el día durmiendo, saliendo a explorar los alrededores justo cuando llega la noche, reviviendo sus hábitos nocturnos de cazar o buscar parejas sexuales.
La variabilidad genética se ha puesto de manifiesto en los gatos.
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Para un gato cualquier sitio es bueno para dormir durante el día.
Es posible que no hayan transcurrido las generaciones necesarias para borrar de su lenguaje genético la información referente a su vida pasada como felinos, o mejor, esa información acerca de su vida silvestre de animales cazadores, carnívoros, agresivos y capaces de proveerse todo lo necesario para desarrollar su vida aún permanece intacta y se manifiesta con el biorritmo que trae la oscuridad, que para los gatos no es problema, porque aún conservan una excelente visión nocturna.
Este gato, perteneciemente a mi amigo Esteban, quien vive en Usera, Edo. Lara, se ha asilvestrado y pasa la mayor parte del tiempo en el monte, cazando.
Este gato, propiedad de mi comadre Amelia, quien vive en Barquisimeto, es experto en cazar y devorar los pájaros que llegan a robar su comida.
El humano ha intentado subyugar a los animales que ha domesticado proveyéndoles alimento suficiente para saciar sus necesidades, pero resulta que las especies domesticadas son realengas, y prefieren sus vidas en la naturaleza, así tengan que luchar por conseguir su comida, o tengan que defenderse contra los depredadores, como ocurre con el ganado caprino, vacuno o caballar, que al mínimo descuido, se escapan al monte, se alzan y cuesta hacerlos regresar, llegando incluso, a alejarse de los humanos, con tal determinación, que la única forma de recuperarlos es cazándolos, cual si fueran animales de presas.
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Lupe, la cabra preferida de mi amigo Rafael, quien vive en el caserío Palmira, Edo. Lara.
En más de una ocasión he participado en jornadas de cacería de chivos alzados, que se han escapado de sus encierros y se han ido a vivir de manera asilvestrada en el cerro Peñasco Curarí, al norte del Edo. Lara, y debo manifestarles que la astucia de estos animales para huir de los cazadores es mayor que la de especies silvestres que nunca han tenido contacto con los humanos.
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Mi amigo Jesús nos guía hacia el cerro Peñasco Curarí, con los perros acostumbrados a perseguir los chivos alzados.
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Un momento de relax mientras buscamos a los chivos alzados.
Definitivamente, por las buenas no vuelven a sus corrales, junto a los humanos.
Otros animales que aún conservan su instinto de asilvestrarse son las aves de corral, sobre todo las pertenecientes al género Gallus, que fueron domesticadas a partir de la especie silvestre Gallus gallus, las cuales a pesar de ser miembros de la Clase Aves, perdieron parte de su capacidad de volar, pero siguen demostrando su instinto de autoabastecerse de alimentos mientras están en espacios naturales, les gusta dormir sobre las ramas de los árboles, lejos del suelo y los depredadores y soportan bien las inclemencias ambientales gracias a su plumaje y a las glándulas productoras de aceites protectores del plumaje (glándula uropigia).
Si las gallinas no son criadas en corrales, pronto se van al monte y hacen una nueva vida como animales asilvestrados.
Mamá gallina entrena a sus pichones para que desde muy pequeños aprendan la vida de escarbar, buscar su alimento y progerse contra los depredadores, actividad que les será util cuando hagan su vida en los espacios naturales.
Este no es el caso de otras aves, sobre todo los pájaros y aves canoras, que tienden a perder la capacidad de alimentarse en los espacios naturales, y una vez que han alcanzado la libertad, cuando el hambre los apremia, tienden a acercarse a los humanos, siendo presas fáciles de estos o de los depredadores naturales.
El mejor amigo del hombre, el perro, aún conserva sus instintos de animal salvaje, siendo capaz de asilvestrarse, volviendo a sus hábitos de formar grandes jaurías, tal como aún lo hace su predecesor silvestre, el lobo (Canis lupus), llegando a escapar de su casa cerca de los humanos, adaptándose a los ecosistemas naturales, siendo hábil para proveerse su alimento, procrear sin asistencia humana y prosperar en ambientes naturales con la única protección de su sistema inmunitario y de sus capacidades de autodefensa, para lo que se vale de su olfato, visión, garras y dientes, que unidas a su astucia como depredador le han permitido volver a la vida natural.
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Mi amigo Jesús con su perra Princesa, una mestiza de beagle capaz de seguir a los animales de presa en el monte. De ahí a asilvestrarse hay solo un paso.
Tobby, un perro mestizo que vive en las montañas del municipio Paraiso, de Unda, Edo Portuguesa, donde pasa muchas horas en el monte, cazando solo. De ahí a asilvestrarse hay solo un paso.
Mi hijo Carlos con dos cachorras de Beagle, que se están entrenando para seguir las presas en el monte.
Son muchos los animales domesticados por el hombre para satisfacer sus necesidades de compañía, trabajo o alimento y muchos de esos seres vivos aún conservan sus potencialidades genéticas para volver a su vida pasada, quedando demostrado que su memoria y su información genética no se han perdido del todo, y aún les permiten desarrollar su vida lejos de los humanos, en los ecosistemas naturales, quedando pendiente la tarea de determinar cuál es el impacto ambiental que genera la presencia de animales asilvestrados en los diversos ecosistemas naturales existentes sobre nuestro planeta.
Mi amigo Arístides ordeña una de sus vacas, actividad que refuerza lazos de acercamiento entre el humano y el animal domesticado.
mono Capuchino (Cebus olivaceus) primate sometido a cruel encadenamiento, porque si logra soltarse regresa a su entorno natural en un proceso de asilvestramiento.
Bibliografía sugerida:
ANIMALES DOMÉSTICOS Y BIODIVERSIDAD.
FUENTE
El origen y la domesticación del perro.
FUENTE
La domesticación del gato.
FUENTE
La glándula uropigia de aves de distintos ambientes: su estructura y función.
FUENTE
Muchas gracias por visitar mi blog.
Ali Riera
Todas las fotografías fueron tomadas con un celular Xiaomi Redmi 9C y son propiedad de @aliriera.
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