La lucha del hombre contra los animales silvestres.

in #stemsocial10 months ago

Un saludo cordial a todos los miembros de la prestigiosa comunidad HIVE, en especial, a todos los creadores de contenido inherentes a las ciencias de la naturaleza.

La naturaleza existe desde siempre, tal y como la creó nuestro señor omnipotente. En ella viven las plantas, hongos y todos los animales silvestres, que al principio incluían al hombre, hasta el momento cuando este se civilizó y se mudó a las grandes metrópolis, o engrosar los cordones de miseria que forman las personas más pobres del mundo.

1.jpgVista panorámica de la parte baja de la montaña de mojomú, bioma de bosque xerófito intervenido por el hombre, ubicada al norte del Edo. Lara.

Lo común era que los animales herbívoros se alimentaran de los vegetales, que producían carbohidratos, a partir de materiales simples como el agua, co2 y la luz solar, y las especies carnívoras, obtuvieran su alimento a partir de los herbívoros, creando una cadena ascendente de eslabones, en la cual, la depredación y el parasitismo eran la clave para que la energía se trasladara dentro de los ecosistemas. Al final, los seres desintegradores, microorganismos disponibles en el sustrato de los ecosistemas, se encargan de reciclar toda la materia orgánica que es desechada durante los ciclos biogeoquímicos.

2.jpgHormigas rojas, del Género Atta, se alimentan, de forma oportunista, a partir de un fruto de mango (Mnguifera indica), que cayó al suelo.

3.jpgUn anfibio no identificado, busca en la hojarasca acumulada sobre el suelo de la montaña de Mojomú, insectos, que incluyen hormigas y grillos, con fines de alimentación.

4.jpgMientras caminabamos por la montaña de Mojomú encontramos un mono araña (Género Ateles, Familia Atelidae), muerto y en estado de descomposición, en el que se evidenciaba el efecto de las larvas de moscas, y la acción de los microorganismos, que ya habían iniciado el proceso de incorporación al sustrato, a medida que se alimentan de esta materia orgánica. Este animal es un herbívoro oportunista, que que se alimenta a partir de la médula de las rosetas que forman las hojas, y de los frutos de la planta de piña.

El hombre fue evolucionando paulatinamente, y a medida que crecía en inteligencia, fue dominando la agricultura y la ganadería, actividades ancestrales que le han proveído comida, distracción y riqueza, con la consecuente transformación de los espacios naturales, sin tomar en consideración el impacto ambiental que tienen estas faenas sobre las especies silvestres, o sobre la flora y el medio físico ocupado por los ecosistemas.
A esto, se une la costumbre de los seres humanos de dominar a las demás especies, con fines de sustento o distracción, causando un impacto importante en las especies de fauna y flora presente en los espacios naturales.

5.jpg Un insecto del orden Hemiptera, Familia Coreidae, Especie Sphictyrtus chrysis, posado sobre un fruto de semeruco (Malpighia emarginata), haciendo cripsis mientras se alimenta. Noten los agujeros que hace sobre el fruto. El agricultor los controla aplicando fumigaciones de insecticidas con asperjadora.

6.jpgInsectos chupadores no identificados, posados sobre una hoja, de la que se alimentan, extrayendo su savia. El agricultor los controla aplicando agroquímicos con asperjadoras.

7.jpgUna larva de escarabajo de tierra, no identificada, que por vivir bajo el suelo en su etapa larvaria, causa grandes daños a las raices de las plantas. El hombre la controla removiendo la tierra con herramientas mecánicas para que se asolee y airee; y agregando agroquímicos.

El hombre, en su afán de proteger su ganado o sus cultivos, elimina de cuajo a las especies silvestres que osan atacarlos, sin importar el efecto de esta actividad destructiva, que obliga a los desplazamientos poblacionales de estos individuos, e inclusive, puede provocar la extinción de algunas especies.

8.jpgLos roedores, como esta rata noruega (Rattus norvegicus, Familia Muridae), se han convertido en plagas agrícolas que destruyen los granos almacenados, a medida que se alimentan, además, atacan las raices y la médula de la roseta basal de las plantas de piña y otros cultivos. Se han adaptado a seguir al hombre, en busca de comida facil y guaridas. Los seres humanos las envenenan con productos residuales que pueden ser asimilados por sus depredadores naturales.

9.jpgEl mato huevero (Familia Teiidae, Especie Tupinambis teguixin), es un reptil oportunista , que se alimenta de pollos, huevos y cualquier animal pequeño que se coloque al alcance de boca.

10.jpgEl hombre, en su empeño de proteger a sus aves de corral, caza de manera selectiva a los matos hueveros, diezmando la población de estos animales. LLama la atención que, también consumen su carne y usan el cuero de la cola para confeccionar anillos como contras protectoras de la acción de los espírirus del monte y las picaduras de culebras.

11.jpegUn nido de ave no identificada, saqueado por un depredador, probablemente, un mato huevero.

A medida que el hombre avanza en sus actividades agropecuarias para abastecer a los más de 7mil millones de habitantes que tiene nuestro planeta, ha tecnificado las diferentes faenas, incrementando, también, la emisión de gases de efecto invernadero por la liberación de CO2 relacionado con la deforestación, la liberación de metano del cultivo de arroz, la fermentación entérica en el ganado (flatulencias y eructos), y la liberación de óxido nitroso de la aplicación de fertilizantes, a lo que se suma la contaminación de las masas de agua por la acumulación de agroquímicos residuales usados en las faenas agropecuarias, degradando el suelo, afectando la salud de las especies silvestres, llegando a generar mutaciones del material genético de los seres vivos.

12.jpgUn lote de tierra, dentro de la montaña de Mojomú, que ha sido deforestado y quemado con fines de establecer un sembradío de piñas.

13.jpgLa cría de ganado (no autoctono), en las zonas deforestada dentro de la montaña de Mojomú, tienen un impacto ambiental que no ha sido medido, y puede aumentar la emisión de gases de efecto invernadero ha medida que aumenta el número poblacional de estas especies herbívoras.

Las reservas naturales compartidas con poblaciones indígenas mantienen un equilibrio dinámico, producto de los saberes ancestrales de las tribus, que toman de la tierra solo lo necesario para vivir, afectando muy poco o nada los ecosistemas con los que intercambia materia y energía, garantizando un desarrollo sostenible, tanto para sus miembros humanos, como para la madre naturaleza. Este equilibrio dinámico se rompe cuando el hombre foráneo penetra estos espacios, para hacer carreteras, parcelas agrícolas, represas, deforestaciones con fines de extracción maderera, tendidos eléctricos, asentamientos ganaderos, sistema de regadío, entre muchas otras actividades humanas, ajenas a la vida amigable de los pobladores aborígenes.

14.jpgTala y quema, indiscriminada y sin permisología, de un lote de tierra en el sector Páramo el Gallo, aledaño a la montaña de Mojomú, con fines de crear una plantación de piñas.

15.jpgMuñecos, como este espantapájaro, son usados por los agricultores para alejar a las especies silvestres de sus sembradíos.

Recientemente, se vivió una circunstancia estacional en el sector Mojomú, zona montañosa cercana al caserío Usera, al norte del Edo. Lara, en la cual se han abierto espacios de la montaña para la siembra de piñas (Ananas sativa), con evidentes fines comerciales, que incluyen la venta de madera extraída de las parcelas deforestadas, cultivo de la piña, con el consecuente movimiento de semillas, agroquímicos y obreros, a través de tramos de carreteras que penetran en la montaña perturbando la paz y armonía de los ecosistemas, con la debida afectación de la fauna y flora del lugar.

16.jpgLa montaña de Mojomú, mostrando parte de las heridas que le han propinado los cultivadores de piñas, al norte del Edo. Lara.

Con la finalización de la estación seca, las plantas de piña que fueron sembradas en la montaña de Mojomú comenzaron a parir, brindándonos sus jugosos frutos, que fueron aprovechados, en primer lugar, por los marranos de monte, también conocidos como chácharos, o báquiros (Pecari tajacu, Familia Tayassuidae), que, en esta ocasión estuvieron acompañados por un grupo numeroso de lapas (Cuniculus paca, Familia Cuniculidae), que llamó la atención de los pobladores de los caseríos aledaños a la montaña, que en grupos de varias decenas, se apersonaron con sus perros rastreadores, con la esperanza de conseguir alguna proteina para el sustento familiar, motivados por los dueños de las plantaciones que, veían sus cosechas mermadas por el ataque inclemente de los animales silvestres que se deleitaban comiendo para alimentarse y para saciar la sed, común en esta zona del bioma de bosque xerófito.

17.jpgMi amigo Jesús formaba parte del grupo de cazadores que iban tras los marranos y lapas, en las plantaciones de piñas, inmersas en la montaña de Mojomú.

Por supuesto, los cazadores campesinos y los finqueros lograron sus objetivos. Varios animales muertos, que fueron aprovechados para el consumo y lo mejor, los atacantes de los cultivos de piña, asediados por los perros, decidieron escapar hacia una zona más lejana de la montaña, en la búsqueda de paz y tranquilidad, vital para la buena marcha de los ecosistemas.

18.jpgUna lapa cazada por los perros en una cueva. La carne de este animal suple de proteinas a una familia promedio durante tres días.

19.jpgUna lapa cazada en una vereda, mientras corría huyendo de los perros rastreadores. También lograron cazar un marrano, acción que ahuyentó a la piara hacia otras zonas, lejanas, de la montaña de Mojomú.

Luego de estos eventos, muy relacionados con el ciclo cinegético de estas especies silvestres, fue necesaria una conversación con los campesinos y dueños de fincas, acerca de la necesidad de establecer un orden de prioridad por el derecho de beneficiarse de los espacios naturales de esa hermosa zona del Sistema montañoso coriano Lara-Falcón, en la cual hubo mucha intransigencia por parte de los humanos presentes que, definitivamente, consideran que el hombre como ser superior tiene el derecho de aprovechar todos los recursos que Dios puso a su alcance, y que las bestias y especies silvestres, en general, deben someterse a los designios del hombre.

20.jpgUna hembra de marrano de monte, con dos crías, mantenidas en cautiverio por mi amigo Enrique, en su casa de la montaña de Mojomú. Me ha comentado que este es un animal muy agresivo con los humanos y los perros.

Estoy seguro, que los animales silvestres, establecidos en estos ecosistemas desde hace mucho tiempo antes que el hombre, no opinan igual, y toman la parte que les corresponde por mandato divino, sorteando los peligros que implica la presencia de los seres humanos.

21.jpgUn peresoso de tres dedos (Bradypus variegatus, Familia Bradypodidae), alimentandose a partir de los frutos de un árbol de guama (Inga edulis), y me han comentado los campesinos, que también se come los granos maduros de café.

El tiempo dirá quien tienen la razón.

Bibliografía sugerida:

"Somos la especie más peligrosa de la historia": 5 gráficos que muestran el impacto de la actividad humana sobre la biodiversidad.
FUENTE

Impacto de los sistemas agropecuarios sobre la biodiversidad.
FUENTE

Impacto ambiental de la agricultura.
FUENTE

Muchas gracias por visitar mi blog.

Ali Riera

Todas las imágenes fueron tomadas con un equipo celular Xiaomi Redmi9C y son propiedad de @aliriera

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