"Ayer volví a la parcela y estaba todo destruido", narraba Mario a su esposa, "por cada esquina hay un turrumo y es imposible que la cosecha se de en esas circunstancias", ya van a ver cómo me las van a pagar.
Mario es un agricultor a tiempo completo, junto a su esposa Norma, se ha dedicado a la siembra y recolección de hortalizas, medio de sustento familiar, pero desde hace más de seis meses ha visto que su siembra se ha estado llenando de un plaga que no permite que su cultivo floree como debe ser.
Por eso, una mañana que llegó a la parcela y vio un montón de arena, así que junto a sus hijos agarró y puso a hervir agua, jugando los estuvo quemando y disfrutó ver cómo los bachacos morían.
Parecía que todo estuvo bien, sin embargo su inocente juego le ocasiono una visita inesperada.
Sentado en la cocina escuchó un zumbido que parecía indicar su nombre, por ser un insistente sonido, salió y su sorpresa fue mayor cuando observó un enjambre que formaba una figura humana y portaba un papel que cayó a sus pies.
Impactado llamó a su esposa quien tampoco daba credito a lo que veía, pero al tomar la carta el hombre emjambre se retiró cual mensajero de justicia.
Leyó el papel. Era una citación donde se indicaba que había sido denunciado "por hechos contrarios a la convivencia entre las especies", debiendo asistir el jueves siguiente a las 3:00 p. m al saman ubicado en la esquina superior derecha de la residencia de las moscas de sierra, vereda 14, rama 2b.
Norma no entendía, pero Mario recordó lo que había hecho y le contó a su esposa. No dijeron nada. Llenos de verguenza y miedo se detuvieron a pensar qué iban a hacer. Mario propuso buscar un abogado, Norma no aceptó porque quién iba a conocer de leyes de este tipo, además seguro buscarían sacarles dinero.
En eso estaban cuando tocaron a la puerta. No daban credito a lo que veían, dos ardillas portando traje y maletín, llegaron a ofrecer sus servicios como abogados. No hubio tiempo para negociar.
Las ardillas sacaron cuatro hojas verdes, un tarro de miel y una pluma con la cual hicieron firmar y poner las huellas para que se aceptara su representación, retirándose seguidamente.
Mario decidió no ir a la parcela, pensó en venderla e irse, Norma ante tal estrategia prefirió ignorarla.Nunca habían cometido delitos y como familia siempre han dicho que dar la cara es un acto de responsabilidad. Así lo harían.
Al retornar a la parcela todo estaba casi normal. Notaron que los bachacos se habían ido, pero no había aves cantando, ni insectos molestando.
Mario trabajó como quién espera lluvia en un día soleado. Ansioso anhelaba la llegada del día de la cita, por eso se acercó a la dirección que le habían dado, no encontrando oficina o algo similar.
Una tarde al llegar a casa encontró a Norma con unas hojas de merey. Ella le contó que los abogados habían ido y les entregaron lo que debían decir el día de la citación, además de cobrar sus honorarios profesionales consistentes en semillas, frutos secos y vegetales, indicándole que el día de la citación ellos los esperarían en el juzgado.
El día de la citación se alistaron desde temprano. Se fueron a la parcela y allí ansiosamente esperaron la hora que parecía no llegar. A las dos de la tarde salieron al lugar y al llegar se encontraron con algo increíble.
Insectos, roedores y hasta anfibios estaban allí en una organización que les erizó la piel. Les asignaron sus puestos.
Una campana indicó que era el momento. Todos se pusieron de pie y recibieron a las autoridades, quienes se instalaron y dieron las instrucciones para que el fiscal comunicara el motivo del acto.
Se leyó un texto donde se indicaba que el señor Mario padre estaba acusado de cometer hechos contrarios a la convivencia entre las especies en detrimento de una comunidad de bachacos, grupo honesto, trabajador, de conducta intachable y moralidad reconocida.
Las ardillas presentaron sus alegatos. El público gritaba consignas de justicia y exigían castigo. Toda la tensión tenía a Norma y a Mario al borde del colapso.
El fiscal pidió el derecho de palabra y expusó con pruebas en mano cómo habían quedado los bachacos despues del jueguito del acusado. Las consignas de justicia y castigo fueron acompañadas por semillas, granoles y otros objetos lanzados a los acusados.
El jurado pidió una pausa y mandó a retirar al público. El acusado no se movió. Los abogados defensores se acercaron y propusieron negociar, Norma estaba de acuerdo, Mario no.
La pausa voló. Pidieron la presencia de todos y era evidente que el veredicto no favorecía a los acusados.
Mandaron a poner de pie a todos y el jurado empezó a leer el veredicto cuando todo se interrumpió: la lechuza se paró en la rama superior, al lado llegó el búho.
"Estamos actuando como seres humanos" exclamó la lechuza. "Este acto esta viciado y no lo queremos aceptar. El señor acusado si contravino la convivencia equilibrada entre las especies, cosa que nosotros tenemos rato haciendo al roer, destruir y comer las cosechas que año tras año viene haciendo, pero no consideramos las migajas que lanza, el agua que pone día a día de la cual todos somos beneficiados".
"Recuerden" dijo el búho "que hace un año les presentamos las quejas de otras personas por causa de varios de nosotros. No hicimos nada por considerarnos superiores".
Esas palabras fueron un somnifero emocional. Todos se pusieron cabizbajos. La lechuza se dirigío a los topillos y les recordó el día que fueron sorprendidos dañando la cosecha, luego le habló a las aves quienes no han respetado los períodos de siembra.
Mario se puso de pie y pidió perdón, llorando les dijo que lo había hecho movido por el cansancio de tanto esfuerzo invertido, además de la impotencia ante las reiteradas denuncias formuladas en la comunidad de pegones en el caoba del río, y lamentaba sobre todo el ejemplo que había dado a sus hijos.
El jurado intervino y le dijo al juez que ya era suficiente. Ellos no deseaban escuchar nada más, ya tenían un veredicto.
Norma tomó a Mario de las manos, mientras los defensores a la callada se iban retirando. El juez recibío las hojas del veredicto y dictó sentencia: "el acusado es culpable de tomar la justicia en sus manos y se le dicta medida de acompañamiento semestral, durante 10 años, para que no sea víctima de incompetencia por parte de los actores de justicia y deberá destinar una extensión de su territorio para que conviva con las otras especies, enseñando no solo a su familia, sino a amigos y familiares".
Desde ese día Marío y Norma llevan a sus hijos a jugar con aves, roedores e insectos, logrando que las cosechas sean más abundantes y los frutos más compartidos, con las ardillas defensoras sin licencia para ejercer.
The complaint
"Yesterday I went back to the plot and everything was destroyed", Mario told his wife, "there is a turrumo on every corner and it is impossible for the harvest to take place under those circumstances", they will see how they will pay me.
Mario is a full-time farmer, together with his wife Norma, he has dedicated himself to the planting and harvesting of vegetables, a means of family sustenance, but for more than six months he has seen that his planting has been filling with a plague that it does not allow its crop to flourish as it should.
For this reason, one morning he arrived at the plot and saw a lot of sand, so together with his children he grabbed and boiled water, playing, he burned them and he enjoyed watching the bachacos die.
It seemed that everything was fine, however his innocent game caused him an unexpected visit.
Sitting in the kitchen he heard a buzz that seemed to indicate his name, because it was an insistent sound, he left and his surprise was greater when he observed a swarm that formed a human figure and carried a paper that fell at his feet of the.
Shocked, he called his wife who did not believe what he saw either, but when he took the letter the swarming man withdrew like a messenger of justice.
He read the paper. It was a summons where it was indicated that he had been denounced "for acts contrary to the coexistence between the species", having to attend the following Thursday at 3:00 pm. m al saman located in the upper right corner of the residence of the sawflies, path 14, branch 2b.
Norma didn't understand, but Mario remembered what he had done and told his wife. They didn't say anything. Full of shame and fear they stopped to think what they were going to do. Mario proposed to find a lawyer, Norma did not accept because who was going to know about laws of this type, and they would surely seek to extract money from them.
That's what they were when they knocked on the door. They did not give credit to what they saw, two squirrels wearing suits and briefcases, came to offer their services as lawyers. There was no time to negotiate.
The squirrels took out four green leaves, a jar of honey and a pen with which they signed and put the prints so that their representation would be accepted, then withdrew.
Mario decided not to go to the plot, he thought of selling it and leaving, Norma, faced with such a strategy, preferred to ignore it. They had never committed crimes and as a family they have always said that showing their faces is an act of responsibility. So they would.
Upon returning to the plot, everything was almost normal. They noticed that the bachacos were gone, but there were no birds singing, no bothering insects.
Mario worked like who expects rain on a sunny day. He anxiously, he longed for the arrival of the date of the appointment, that is why he approached the address they had given him, not finding an office or something similar.
One afternoon when he got home he found Norma with some merey leaves. She told him that the lawyers had come and gave them what they had to say on the day of the summons, in addition to collecting their professional fees consisting of seeds, nuts and vegetables, indicating that on the day of the summons they would wait for them in court.
On the day of the summons, they enlisted early. They went to the plot and there they anxiously waited for the hour that seemed not to arrive. At two in the afternoon they left the place and upon arrival they found something incredible.
Insects, rodents and even amphibians were there in an organization that made their skin crawl. They were assigned their positions.
A bell signaled that it was time. They all stood up and received the authorities, who settled in and gave the instructions for the prosecutor to communicate the reason for the act.
A text was read indicating that Mr. Mario Sr. was accused of committing acts contrary to the coexistence between the species to the detriment of a community of Bachacos, an honest, hard-working group, with faultless conduct and recognized morality.
The squirrels presented their pleadings. The public shouted slogans of justice and demanded punishment. All the tension had Norma and Mario on the brink of collapse.
The prosecutor asked for the right to speak and exposed with evidence in hand how the bachacos had been after the defendant's little game. The slogans of justice and punishment were accompanied by seeds, granules and other objects thrown at the accused.
The jury called for a pause and ordered the public to be removed. The defendant did not move. The defense attorneys approached and proposed to negotiate, Norma agreed, Mario did not.
The pause flew. They requested the presence of all and it was evident that the verdict did not favor the accused.
They sent everyone to their feet and the jury began to read the verdict when everything stopped: the owl stopped on the upper branch, next to it came the owl.
"We are acting like human beings" exclaimed the owl. "This act is flawed and we do not want to accept it. The accused did violate the balanced coexistence between the species, something that we have been doing for a while by gnawing, destroying and eating the crops that he has been doing year after year, but we do not consider the crumbs that spear, the water that puts day by day from which we all benefit ".
"Remember," said the owl, "that a year ago we presented other people's complaints to you because of several of us. We did nothing to consider ourselves superior."
Those words were an emotional sleep aid. They all got downcast. The owl went to the voles and reminded them of the day they were caught damaging the crop, then he spoke to the birds who have not respected the sowing periods.
Mario stood up and asked for forgiveness, crying he told them that he had done it out of the fatigue of so much effort invested, in addition to the impotence before the repeated complaints made in the community of pegones in the mahogany of the river, and he regretted above all the An example that he had set for his children.
The jury stepped in and told the judge that enough was enough. They didn't want to hear anything else, they already had a verdict.
Norma took Mario by the hands, while the defenders quietly retreated. The judge received the verdict sheets and handed down a sentence: "the accused is guilty of taking justice into his hands and is dictated a semi-annual accompaniment measure, for 10 years, so that he is not a victim of incompetence by the justice actors and he will have to allocate an extension of his territory so that he can coexist with the other species, teaching not only his family, but also friends and relatives ".
From that day on, Marío and Norma have taken their children to play with birds, rodents and insects, making the crops more abundant and the fruits more shared, with the defense squirrels without a license to practice.
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Traducción realizada con Google
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Sin duda es un trabajo que se ve que fue previamente organizado; tiene unidad, se mantiene la atmósfera, el mensaje es muy aleccionador, está escrito bajo un enfoque de fábula; a mi juicio un gran esfuerzo por darnos a los lectores de hive un trabajo de calidad con una gran moraleja edificante.
Gracias @jesuspsoto. Esta es una de las producciones que deseaba compartir con ustedes y saber que alguien a quien admiro tanto como tú lo considera un buen producto me deja muy satisfecho.
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Muy buen relato, @franvenezuela.La óptica es diferente a lo acostumbrado y eso me parece atractivo. ¡Buen trabajo!
(Tengo una incógnita: ¿Quién es Ana en el relato?)
Gracias @zeleiracordero-2 y creo que me traiciono el inconsciente y afloro al escribir.
Gracias