Feminidad y feminismo

in #teamgirlpowa6 years ago (edited)
Muchos piensan que hablar de feminismo no es más que una forma de obtener beneficios por el simple hecho de ser mujer, la verdad es que una historia contada por hombres nos colocó en desventaja y aprendimos a vivir así, al punto de que sin darnos cuenta muchas veces fuimos las mismas mujeres las que favorecimos el patriarcado, y ahora debemos luchar por nuestros derechos, pero nuestra lucha ya no es sólo por el reconocimiento como seres humanos iguales, sino por el despertar de muchas de nosotras.


Hemos alzado nuestra voz tan alto que hemos sido escuchadas. Hoy día hay mujeres presidentas, senadoras, diputadas, máximos representantes en organismos multilaterales, en las unidades élite de los ejércitos del mundo, aunque aún falta camino por recorrer. Porque a pesar de haber logrado la apertura de espacios y el reconocimiento de las capacidades de las mujeres, esos espacios siguen siendo proporcionalmente desiguales. ¿Pero qué pasa cuando somos nosotras mismas las que colocamos obstáculos en esos caminos que poco a poco se han ido abriendo?


Sí, aunque parezca difícil de creer, lo hacemos desde la inconsciencia. A los niños les compramos telescopios, bicicletas, pelotas y a las niñas muñecas, juegos para servir el té, utensilios de cocina y las animamos a ser madres y amas de casa, a reproducir el modelo en que la mujer es secundaria a los intereses del hombre. No es que esté mal ser ama de casa o ser madre (una experiencia maravillosa), pero ¿por qué ser madre debe ser el fin último de una mujer, la cúspide de su realización?


Es entonces cuando la vida nos pone en una encrucijada donde debemos decidir entre ser madres o ser profesionales, porque se nos ha enseñado que una cosa debe estar en contraposición a la otra: si queremos triunfar profesionalmente no podemos ser madres, y si queremos ser madres no podemos dedicar tiempo a desarrollarnos profesionalmente.


Es por ello que esta reflexión va dirigida más a las mujeres que a los hombres, porque a nuestra lucha por la equidad ahora también debemos sumarle la lucha contra los estereotipos que nosotras mismas hemos creado o ayudado a mantener. Nos hemos acostumbrado a pensar que volvernos más duras nos da reconocimiento... pero paradójicamente nos hemos vuelto más duras con nosotras mismas.


Si una mujer decide simplemente dedicar tiempo a ser bonita o acepta un piropo, una atención de un hombre vamos contra ella con acusaciones y señalamientos de que está profundizando el domino patriarcal; si estamos en una posición de poder y hemos llegado allí atravesando los más duros obstáculos colocamos esos mismos obstáculos a nuestras compañeras de manera de que deban enfrentar las misas duras penas que nosotras pasamos, aún sabiendo que fueron producto de la injusticia, sólo para demostrar fortaleza, poder.


Eso lejos de acercarnos a nuestra meta -la equidad de género- nos está alejando de ella, el feminismo no se trata de dejar la feminidad, nuestra naturaleza de lado, se trata de que se entienda que las mujeres podemos ser igualmente efectivas que los hombres en cualquier campo, que el hecho de que haya una posibilidad cierta de embarazarnos no debe ser penalizado y descalificarnos del ejercicio de cualquier oficio, profesión o deporte, que la menstruación es un proceso biológico inevitable que no limita las capacidades intelectuales de las mujeres.


El mundo no es masculino o femenino, es un lugar para todos donde reconozcamos nuestras diferencias pero tengamos equidad.