TINDER: Mi experiencia.

in #tinder6 years ago (edited)

Hola a todos, espero que estén muy bien. Aquí les comparto mi experiencia en Tinder.

Primero que nada dejemos en claro ¿qué es Tinder? Pues, es una aplicación social que te permite conocer personas que pueden estar cerca o lejos de ti, con las que puedes hablar y fijar encuentros.

Entonces es una app de citas? Pues se podría decir que sí, sin embargo mucha gente la usa de diferentes maneras, hay personas que descargan tinder en sus teléfonos celulares con un solo propósito, el de encontrar el amor, conocer a ese chico o chica que tanto han estado esperando, mientras que hay personas que ingresan a la aplicación con el fin de arreglar un encuentro sexual, es decir, solo para pasar una noche.

Yo descargue la app con la esperanza de encontrar al amor de mi vida y es que, aunque les parezca tonto, siempre he querido enamorarme, siempre he soñado en hallar a esa persona que me acepte tal y como soy, que me ayude a crecer y que me acompañe en este alocado viaje al que llamamos vida.

Entonces ya con ese plan, me metí en Tinder y de verdad que quedé asombrada, pensé que era como un catálogo de Abercrombie, no podía creer cuantos chicos guapos estaban allí, obviamente pasó por mi cabeza ¿A ellos les cuesta conseguir a su pareja ideal, cómo es posible?. Al ver eso me convertí en una jueza de la belleza y empecé a dar likes a los más apuestos y qué pasó? Pues muchos solo querían acostarse conmigo, o que les mandara fotos y otros me pedían cosas demasiado extrañas como para contarlas, entonces me dije a mí misma “en vez de ser tan selectiva, voy a darle likes a más hombres, sin importar su físico”. Eso hice y llegué a tener hasta 20 matches por día, qué tal? Lo que me llevó a conocer todo tipo de personas como los raritos que me decían cosas como “me gustaría darte una golpiza”, los hombres de negocios que me decían “cuánto por una noche?” y por fin la gente normal que solo quería tener una buena conversación.

Dentro de la gente normal conocí a hombres maravillosos, artistas, ingenieros, economistas, escritores, abogados y hasta doctores, pero después de los días se perdía el interés tanto por parte de ellos como por parte mía, sin embargo hubo una chispa entre un ingeniero y yo, tanto así que decidimos intercambiar números y conocernos en persona.
Fuimos a comer y hablamos de nuestros gustos e intereses y de nuestros planes a futuro, todo iba muy bien hasta la hora de pagar, pues él ni se inmutó cuando el mesonero trajo la cuenta y eso me dejó claro que tenía que pagar yo, y la verdad no me importó porque soy una mujer feminista que cree que los hombres no deben pagar siempre, así que pagué y hasta un postre le brinde luego. Había quedado muy satisfecha con la cita y arregle un nuevo encuentro con él. En la segunda cita fuimos por un helado y para mí sorpresa, también tuve que pagar, y me dije a mí misma “no pasa nada, es normal” así que pagué los dos helados y seguí teniendo una excelente conversación con él. A la tercera cita fuimos por unas cervezas o como dicen en Venezuela “unas birras”, al finalizar la noche llegaba el momento decisivo “quién pagaría esta vez?”... Pues yo! No lo podía creer, tres citas en las que tuve que pagar yo por todo porque él no quería ni siquiera pagar su parte.

Me sentí muy mal cuando me dirigí hacia la caja a pagar las cervezas, no se si es que estaba ebria o me sentí avergonzada por ese hecho. Solo pensé en ese momento que tenía que solucionar esto, no podía seguir así...

¿Quieres saber qué pasó? ¡Ve a la segunda parte de esta historia!