-te gusta lo que ves?- voltee a observar a quien me hacía aquella pregunta. Lo primero que logre observar fue una hermosa sonrisa que se dibujaba en un perfecto rostro.
-si… la verdad me resulta interesante- conteste un poco dudosa mientras permanecía observándole: era un chico alto, de tez blanca, delicada y suave, cabello castaño ordenadamente peinado pero aun daba la impresión de cierta rebeldía en su forma casi perfecta, unos ojos verde esmeralda me cautivaron por un momento en donde permanecí sumergida admirándolos, eran profundos, brillantes y cálidos, su nariz era una perfecta obra de la naturaleza nunca había visto nariz tan elegantemente colocada que en aquel rostro, dando la impresión de ser una obra plasmada por el virtuoso pincel de un gran artista. No era el tipo de chico que me gustaba pero no podía negar que era hermoso y de una manera casi mística atractivo, me distraje tanto contemplando aquel rostro que no logre escuchar lo siguiente que me dijo.- ¿Qué? Disculpa no logre escuchar…te- no se me ocurrió ninguna excusa, ya que solo había estado observándolo a él, he inmediatamente me ruborice ante la idea de que me descubriera.
-¿entiendes la obra? Fue lo que pregunte- repitió de nuevo amablemente mientras su sonrisa volvía a dibujarse en su rostro como sabiendo lo que ocurría; ya antes le había pasado, estaba acostumbrado a aquellas situaciones que las manejaba con total naturalidad.
-la verdad estaba intentando analizarla, aunque no recuerdo que estaba pensando- ¡¡rayos!! Que me pasa; me dije a mi misma.
-para mi es una visión del artista de cómo ve la vida. Veo caos, sufrimiento y miseria, supongo que no la ha pasado muy bien a lo largo de su vida pero lo que me intriga son sus trazos, ¿puedes notarlos? Son suaves, calmados, se tomó su tiempo para expresarse no solo fue una repentina explosión violenta que lo llevo a pintar no, se tomó su tiempo por lo que podría decir que vive en un constante ambiente caótico o disfruta de aquella visión. ¿Vez aquellas líneas rectas entre aquellas manchas rojas?
-si- conteste mientras observaba atenta
-ves como caen inclinadas, dando la impresión de ser…
-meteoritos?- fue lo primero que mi mente logro asociar al ver aquellas líneas ser opacadas por las manchas rojas. Entonces lo observe, él me miraba atentamente con aquellos ojos verdes de alguna manera intentaba analizarme, buscaba algo en mí se inclinó acercándose y a mi oído susurro: quieres verlo en persona? La obra; volviéndose a reincorporar -¿cómo?- mi mente aun procesaba esos pequeños segundos. Y entonces tomándome de la mano me giro mostrándome a todas las personas que asistían a la galería.
-¿ves sus elegantes trajes? Míralos hablar, como se mueven. Por solo eso podría decirte quienes están acostumbrados a esta vida y quienes solo vienen porque en sus mentes creen que al venir poseerán un estatus que los diferenciara de sus semejantes. Pero la verdad es que lo único que evita que todos se descuarticen el uno del otro, son las leyes; no su moral, su moral es tan cuestionable como ellos se lo permiten. Ven te presentare a unos amigos y quiero que me digas que piensas. Y volviendo a tomar mi mano me condujo a lo largo de la galería, sujetaba mi mano sin lastimarme pero sin dejarme moverla. –quieres algo de beber?- pregunto deteniéndose un momento.
-no, gracias- conteste lo mejor posible mientras volvía a observarlo y recordar lo que me había comentado, para él esto era tan natural como respirar, estaba en su ambiente y lo sabía dominar, por donde pasaba volteaban a mirarlo y lo sabía, podría llegar a decir que disfrutaba de sentirse así.
-te presento a cate- dijo y junto con el tres personas mas
-!!Hola¡¡ Cate encantada- me contesto una hermosa chica trigueña que desbordaba sensualidad, llevaba un hermoso vestido transparente ajustado a su cuerpo; era alta con una envidiable figura, tenía un moño con su hermoso cabello que mostraba elegancia; ojos ambarinos grandes destacaban ante todos los presentes y unos labios seductores que atraían a cualquier incauto. Realmente era una chica que irradiaba sensualidad y lo sabía.
-hola, Walter un placer- respondí, mirándola también; al escuchar mi nombre sonrió tomando mi rostro con ambas manos. “Eres muy hermosa Walter” dijo. “mi nombre es Ferdinand” contesto interponiéndose entre cate un chico musculoso, de cabello rubio y ojos azules, mostraba una cierta arrogancia oculta en su semblante que me hizo retroceder un poco. El último de los amigos era un chico alto de aspecto astuto y misterioso, se mantuvo callado. –Hola- armándome de valor decidí saludarlo, él volteo a observarme y me respondió con una linda sonrisa. Luego ya acabadas las formalidades continuaron una discusión que poco me intereso y fui distrayéndome observando mí alrededor.
-y, que tal te ha tratado Albert?- dijo Cate dirigiéndose de nuevo a mí con su encantadora sonrisa -debes tener cuidado con él o terminara envolviéndote la mente con toda clase de teorías- dirigió su mirada hacia Albert que permanecía detrás de mí observando todo, ambos permanecieron mirándose en complicidad a lo que Albert interrumpiéndolos a todos les explico que ya debía regresarme.
-oh entonces supongo que nos veremos en otra ocasión, un placer- y con un beso en mi mejilla Cate se terminaba de despedir, los demás solo se limitaron a saludar con su mano mientras volvían de nuevo a conversar entre ellos.
-sabes existen para mi tres niveles de placeres que el hombre puede experimentar…
-Walter, oh ahí estas- aquellas voz me resultaba conocida, al girarme vi llegar a mi amiga Vall con su elegante vestido, lucia preciosa y sus ojos se iluminaron al verme- ven ya debemos irnos, te he estado buscando desde hace diez minutos. Hola Albert-
-hola vall- respondió fríamente- supongo que entonces debemos despedirnos, espero que nos volvamos a ver pronto. Volteando a observarme se detuvo un momento con sus brillantes ojos: “Cate tenía razón, eres muy hermosa”.
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