Escribir es una forma de salvar el alma.

in #yebyhada2 years ago

Todo el pasado vivido me trajo a ti, me llevó a este descubrimiento. Ahora entiendo que debió pasar de esta forma, con grietas y barro. No te habría encontrado de otra. Solo por eso siento que el dolor valió la pena.

A la escritura.

Yeby

Soy escritora.

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Te dejo algo de mí.

Inverso
Por Yebexy Villarroel

Hoy te dediqué una canción. También reuní fuerzas para bailar contigo en la discoteca porque era algo que me costaba. Tomé clases de baile solo para esto. El sudor de nuestros cuerpos se adhiere, las manos entrelazadas se resbalan. Los nervios me invaden, sabía que ya no podía aletargar el deseo. Una balada de Jeremías me impulsa a dar el paso.

Cómo quieres que te diga que eres para mi, que no hay porque buscar amor cuando lo tienes frente a ti, cuántas veces te diría que soy para ti, si ya que te he encontrado no tengo intenciones de que te vuelvas a ir.

Los cuerpos no saben de control. Pienso mucho. Los nervios me matan. Es verdad lo de las mariposas en el estómago. O elefantes en la barriga. Mi mejor amiga usaría la frase "eres una jeva". Me río porque tiene razón. Sentir duele. Juro que lo intento, no pensar y solo dejarme llevar por el deseo inconmensurable.

En el ascensor decides tomar la delantera, me abrazas, me besas, pasas tu lengua húmeda por mi cuello. Y sigo pensando. Desearía no tener que pensar en tantas cosas. Nos veo esperando el metro de esta ciudad de porquería para ir al cine, comer helados, charlar en una banca del Parque Los Caobos por las tardes. Hablamos del futuro, de largarnos a otro lugar. A Madrid, tal vez. Sé que te gusta mucho Alejandro Sanz. A mi también, y nos veo cantando fuerte Corazón Partío bajo una noche de estrellas madrileña. Cuando termino de soñar ya estamos frente a la cama, te vas quitando la ropa, yo hago torpemente lo mismo. Me avergüenza que me veas así. ¿Qué pensarías? Estoy temblando y no sé por dónde empezar. Con mis manos tomo tu rostro y te beso lentamente, quiero que sea tierno. Siento tu respiración acelerada, me lanzas a la cama con fuerza, te subes encima de mí, yo lo quiero lento pero insistes en devorarme con desesperación. No tengo más remedio que seguir tus movimientos, acoplarme, dejarme llevar. Por un momento tomo la delantera, hago pericias para poner mi cuerpo encima del tuyo, mi mano derecha agarra tu cuello, miro tu cara de placer y eso me excita más, me muevo lento, rápido, fuerte, suave. De nuevo tenemos una batalla campal para ver quién domina a quien. Te vuelves a posar sobre mi cuerpo y me rindo.

Tu olor se quedó en las sabanas, penetrante. No sabía que eso era posible. Te paraste de la cama y te fuiste a la ventana de la habitación.

—¿Todo bien? — pregunté.

Te había tenido y no lo creía. Los elefantes seguían en la barriga. Comenzaste a vestirte sin decir nada.

—Te quiero. —Me atreví a decirte, después de tres meses de salidas no tan frecuentes pero intensas.

Silencio.

—Fue mi primera vez, quería que fuese con alguien especial y contigo.

Silencio.

Un gracias, un beso en la frente y saliste por la puerta. Quería seguirte, lo pensé, otra vez. Porque no quería entrar en desesperación. Diez llamadas seguidas, preguntas a tus conocidos, idas a la residencia de estudiantes donde se supone vives. Fui al mismo sitio donde una vez nos besamos por primera vez.

Pensaba que esto solo le pasaba a las mujeres.

Gracias por pasar y leerme.

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