El trabajo nos lo impuso Dios, como castigo. Reza una canción y es creencia extendida. Será por eso tan despreciado entre la cultura católica. Por suerte hoy se hacen populares ideas muy distintas y todos somos impulsados a buscar un trabajo que nos apasione o en su lugar, que pongamos toda nuestra pasión en el que nos toque en suerte y tratemos de alcanzar la excelencia.
Así seremos felices en la actividad a la que más horas dedicamos cada día.
Éxito.
Así es, fuimos expulsados del paraiso y condenados a ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente. Lo mejor que podemos hacer es conseguir un trabajo que nos apasiones y dedicarnos a ello, como bien dice.
Agradezco mucho su visita y comentario. Saludos.