Luego asumió una actitud de persona que quiere darse a conocer, como si dijera: "Epa, me llamo fulana de tal".
Traté de espantarla, porque como ya he dicho no me gustan los gatos, y a mi compañera y a mi suegra mucho menos.
Y de repente tienen algo de razón, los gatos dejan sus pelos por todas partes; hay casas que huelen a orines de gato, además creo que ellas tienen alguna superstición con respecto a estos felinos.
Traté de espantarla con toda mi autoridad, la amenace con la escoba y no dio resultado.
Me la quedé mirando, yo nunca había visto un gato a los ojos, es posible que tengan la capacidad de hipnotizarnos, porque yo sentí que esta sabía lo que yo estaba pensando y comencé a sentir también que yo podía entender lo que pensaba ella.
Sabiéndome dominado, me pidió comida.
Ya está -dije -no le daré comida y se irá.
La dejé en el porche y me fui a la sala, tiré la vista para allá a los 5 minutos y ya no estaba.
Respiré tranquilo y me metí en mi cuarto a escribir.
Mi compañera es una mujer dulce y de buen carácter, por eso me extrañó cuando escuché el grito:
-Carlos, aquí está esa gata, te agradezco que la saques, por favor.
Cuando el agua mansa se alborota hay que tenerle miedo.
-Ya le voy a dar su carajazo a esa gata para que se acabe la vaina -dije armándome con el paletón de remover los espaguetis.
Salí al porche dispuesto a todo y la encontré allí, genuflexa, mirándome a los ojos.
-¿Me vas pegar, vale? -me dijo- yo lo que tengo es hambre.
La verdad es que la gata estaba flaquita y fea.
Fui a buscarle comida a escondidas, como una verdadera gata ladrona.
Comió desesperada, me pareció verla llorar de dolor.
-Ahora tendrás que irte -le dije -aquí nadie te quiere.
Después de comer se acercó a darme las gracias y me dijo:
-Permíteme quedarme a escondidas, la situación está difícil, sabes? -me dijo suplicante.
"Antes yo encontraba comida en todas partes, en todas las casas me daban, pero ahora casi no se consigue nada de comer, ni en los basureros, no sé qué está pasando en el mundo de ustedes" -dijo sincerándose conmigo.
Al final le dije que podía quedarse por un tiempo en el porche, pero que si volvía a entrar a la casa se acababa el convenio, tendría que irse para siempre.
Me dio su palabra de honor, guiñó un ojo, retorció la cola, y se colocó en un mudra que hablaba de las fuerzas más sublimes del universo.
La Saga de la Gata sin Nombre, @acostacazorla. Un gran post, y lo digo no solo porque, como tú sabes bien, tengo una profunda afinidad con los gatos, que me han acompañado desde la infancia. Así que no solo te agradezco el post (porque los buenos textos hay que agradecerlos, como me enseñó alguien), sino también el trato que tuviste con tu visitante.
Coincido con @juancar34: los gatos son telépatas, y en ciertas condiciones, son capaces de doblar el espaciotiempo.
Saludos.
Gracias por el comentario.
Creo que debo tener una conversación sobre los gatos con
@juancarlos34 y contigo, porque esto de los gatos se está poniendo serio de verdad.
Hasta la próxima
jajajaja a mi tampoco me gustan los gatos, pero que historia tan bien contada e ilustrada, la verdad usted tiene un don para relatar y no solo para hacer rimas, querido @acostacazorla. Me divertí mucho con la historia de la gata, solo le faltó ponerle un nombre. Quizás es como dice la pobre: la situación está difícil,¿sabes?. Estupenda historia, un abrazo y gracias por hacerme sonreír...
Qué alegría me da verte por aquí.
Muchísimas gracias por tu lectura.
Y sí es verdad, la situación está muy difícil, y parece que hasta para los gatos.
Bueno, más o menos, Eva.
Porque por ahora es una relación media secreta.
Te lo dije jajaja @acostacazorla, hay un nuevo integrante en la familia.
Será que he leído muchas historias de gatos, pero siempre me han gustado y como no puedo remediar ser un fantasioso, después de todo, pues suelo creer en eso que afirman muchos de que son animales telépatas, de manera que puedo entender esa inesperada situación, donde al fin y al cabo, también puede decirse que una mirada, lo mismo que una imagen, vale más que mil palabras. Resulta triste, en el fondo, que incluso los animales tengan que recordarnos cómo está el mundo. Abrazos
De verdad ,Juan Carlos,
Estoy empezando a creer, que estos bichos adivinan lo que uno está pensando, si señor.
Tomamé por fantasioso si quieres, pero yo nunca lo he dudado. Será instinto, pero conocen perfectamente, cuando menos, las intenciones de todos los que se acercan. Y podrán gustar o no, pero cuando quieren, pueden ser los animales más seductores del planeta.
Como ya sabes yo soy nuevo en esto de los gatos.
Pero me atrevería a asegurar que este carajo adivina todo.
En lo de seductores allí si no hay duda.
No ha pasado más para la casa, se asoma por detrás de uno de los neumáticos del carro, y me lanza esa mirada de diamante.
Son una cosa seria estos gatos.
Y tanto. Te diré algo más: son los únicos que no se dejan adoptar, sino que son ellos los que adoptan. Algo habrá visto en ti, aparte de la comida.