Otra vez, estando en Puerto Colombia,
en la bonita playa de Choroní
me ocurrió un hecho que a algunos asombra
ya que se trató del vivir o morir.
Dentro de dicha playa hay una roca gigante
a la cual intenté alcanzar nadando hacia ella,
pero resultó que al borde de dicha piedra
se desplazaba una corriente de agua en remolinera.
fuente
Dicho remolino me tomó por las piernas
y empezó a arrastrarme hacia lo profundo
pero gracias a Dios me tropecé a unas piedras
que me hicieron apoyarme en el momento oportuno.
Unos compañeros se lanzaron al rescate,
yo gritándoles ¡auxilio que me ahogo!
Pero procedieron a lanzarme un mecate
y pudieron sacarme del peligro poco a poco.
Ahora les relato sobre mis andanzas
en fiestas patronales de Turmero
donde una vez echándomela de torero
me pasó un gran susto en medio de la manga.
El hecho fue que puesto en la manga el toro
y los caballos y jinetes tras este
me encontré sorprendido y en atoro
porque no hallé cómo subirme al templete.
Quedé atrapado detrás de un poste de hierro
donde por ser flaquito pude ocultarme,
pero resultó que aquel toro grande y fiero
me embestía con ansia de asesinarme.
Pero corrí con la suerte y cuido de Dios,
porque los coleadores forzaron al toro a salir,
y yo que aún no me salía del miedo y horror;
solo me quedó agradecerle a mi creador por dejarme vivir.
A continuación vienen mis relatos
sobre mis accidentes vehiculares
en los que casi muero y a mi madre infarto
ya que en uno de ellos me vi algo grave.
El primero me ocurrió paseándome en mi barrio.
Se celebraban los carnavales populares
y un amigo acompañante y yo pasamos en mi carro
cuando se acercaron unas personas para bañarme.
A mí se me ocurrió acelerar mi Dodge GT,
y corridos unos diez metros aproximados,
el bólido se coleó y hasta a una acera fue a tener,
que gracias a Dios nos detuvo, si no no lo tuviera contando.
Pero el vehículo quedó volteado en forma de canto.
Yo quedé en mi puesto en la parte de arriba
y mi amigo se encontraba asustado en la parte de abajo,
quien optó por treparse sobre mí para llegar a la salida.
Todo se resolvió de manera tranquila.
Ninguno sufrió heridas que lamentar,
solamente tuvimos que arrastrar a mi casita
a mi Dodge GT porque no quiso por nada arrancar.
El accidente más delicado me ocurrió.
Un 27 de diciembre del año 1980;
cuando mi carro contra un poste se estrelló
y algunas costillas se me revientan.
Esto fue a la altura del Parque de Ferias de San Jacinto;
dándose la casualidad que mi hermana Reina por allí habita,
y yo haciendo un gran esfuerzo le llegué asustadito
y de allí me llevaron rapidito a una clínica.
Me diagnosticaron tres costillas fracturadas.
Me indicó el médico que en el piso me acostara,
y pasé el resto de las navidades sin poder tomar nada,
pero para enero del otro año ya mi humanidad estaba recuperada.
Como ustedes pueden ver mis estimados amigos,
este relato sobre hechos reales suele darse,
pero lo más relevante que en todo esto consigo,
es que mi amado Dios siempre me cuida y me complace.
Así que no puedo despedirme en este momento
sin agradecerle altamente a mi Señor Creador
por haberme salvado de tantos terribles hechos,
y por darme su divina protección y bendición.
Contenido original
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