Desde niña leer y escribir fue mi pasión, aprendí a los 4 años a leer. Y, parte de mi profesión consiste en leer muy bien, analizar el caso para escribir una posible solución. En mi trabajo llego un momento que me ocupaban para leer en público, era la oradora de los eventos (aparte de organizadora, directora de protocolo, apoderada, jefe de relaciones) amaba lo que hacía, lo perfeccionista me evocaba hacerlo mejor cada día y a improvisar cuando algo no salia como quería.
En la adolescencia escribir era mi manera de drenar mis emociones, actualmente lo hago cuando ya creo que voy a explotar, y ahora en steemit que me lo recomendaron para ganar dinero por lo que antes hacia gratis, pero volviendo al tema, la gente muchas veces no sabe el poder de daño o de bendición que tiene en su boca y que con una palabra puede destruirte en cuenta regresiva 3-2-1...
Pero, dicen que está en nosotros permitir que sus palabras nos afecten o no, suena bien bonito en teoría pero ¿que pasa cuando en la práctica si hiere? ¿que pasa cuando duele? cuando provoca mandar todo al barranco y salir corriendo. Nos volvemos vulnerables ante cosas o bueno este ha sido mi caso, siempre fuerte, siempre inquebrantable, hasta que..(siempre hay un talon de aquiles), pero a veces me canso de justificar las actitudes de la gente, muchas otras lloro, pero siempre, siempre perdono. ¿Quien soy yo para no hacerlo? Si Dios lo hace cada día conmigo, pero ¿Quien es esa persona para dañarme y juzgar, si Dios no lo hizo que es mi creador?
Confiada siempre en la justicia divina, y que cada día trae consigo su propio afán.
Excelente post de verdad, me gusto mucho!!
Seguido amigo, espero compartir otros de tu interes.
Pasare por tu blog
Aún cuando no podemos permitir que todo el que quiera nos hiera con sus palabras, hay personas que de vez en cuando lo hacen. Lo importante es que no debe haga costumbre
asi es amiga... hasta nosotros mismos a veces no medimos lo que decimos
Que frase tan cierta...la palabra tiene poder, usemosla para atraer todo lo bueno a nuestras vidas