¡Dime con quién andas y te diré quién eres! (Serie: Vivencias y Refranes)

in #cervantes7 years ago (edited)

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Es una mala costumbre muy generalizada, aquella de etiquetar a las personas con términos denominativos, tales como: "Flaco", "Gordo", "Gigante", "Enano", "Bella", "Fea", "Buena", "Mala", "Inteligente", "Bruto", entre un largo etcétera (sic) interminable...incluso, con peores calificativos. Muchas veces, dichos términos suelen utilizarse en frases y oraciones que en su contenido son atentatorias de la naturaleza, condición y los derechos humanos, sobre todo, en lo que respecta al respeto de la dignidad humana, tan mancillada por individuos con notables aires de superioridad y prepotencia.

También acostumbramos, de mala manera, a hacer comparaciones entre las personas, es decir, a asemejarlas unas con otras, tan solo por compartir espacios físicos, pensamientos e ideas de diversa índole; y es allí cuando de igual forma aplica el dicho aquel que reza: ¡Dime con quién andas y te diré quién eres!, siendo en la mayoría de las ocasiones una frase proverbial errática, en otras palabras, mal aplicada y ejemplificada, sobre otras personas. ¡Y es que para señalar a los demás, con el dedo, estamos mandados a hacer!

Es insano, hacer juicios de valor sobre individualidades que no conocemos lo suficiente, y con quienes hemos tenido trato en dos o tres ocasiones breves. Tampoco es correcto hacerlo, por más tiempo que tengamos conociendo a "x" o "y" persona. Puede suceder que erremos, que nos equivoquemos o como dicen en mi país, criollamente, puede ser que "metamos la pata"...y nos pase luego, como el agua que se desborda de un recipiente, que después no se puede recoger.
Fuente: Pixabay/Geralt

¡Las apariencias, engañan!

He conocido a ciudadanos, criados y educados en buenas familias, con valores éticos y morales, buenas costumbres, que en momentos determinados han procedido de manera inadecuada, llegando a robar, hurtar, atracar, y mucho más; y así mismo, personas provenientes de hogares con antivalores, haciendo cosas buenas por terceras personas. ¡Y es que definitivamente, las apariencias, y no precisamente las físicas, engañan! Las apariencias son como ilusiones ópticas que cambian invariablemente, recreando nuestro sentido de la vista. Es común hacernos una idea o valoración sobre alguien, con base a nuestra percepción, pero influenciados por variables y dimensiones que reajustamos a nuestra imagen, semejanza y conveniencia. ¡Acertando, en unos casos, y desacertando, en otros!

¡Un caso real: Yo lo viví!!

Fuente: Pixabay/RyanMcGuire

En una oportunidad, trabajé en un lugar, para ser concreto, se trataba del taller de electrónica de un amigo, donde además, prestaban sus servicios, tres personas más (unos muchachos), aparte de mi amigo (el dueño) y yo. Todos proveníamos del mismo barrio y de familias humildes, pero trabajadoras y honestas. Hicimos amistad. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, uno de esos muchachos comenzó a delinquir hasta convertirse en un azote de barrio, un malandro "de armas tomar". Sin embargo, aunque no aprobaba su conducta, nunca dejé de tratarlo y cada vez que lo veía me detenía para saludarlo, incluso con afecto y respeto, ya que no tenía motivos para no hacerlo así.

A mí, en realidad no me importaba que me vieran hablando en cualquier esquina de la calle, con ese muchacho de mal proceder. Yo no estaba haciendo nada malo y estaba plenamente consciente de mi actitud y mi responsabilidad al exponerme a compartir con él. Mi familia y muchos amigos me criticaban el comportamiento, y me increpaban que cómo era posible que yo tuviera trato con ese "Malandro". Pero, yo no les hacía caso a sus palabras, porque ese "Malandro", como ellos le decían (y él demostraba serlo) conmigo nunca se había portado mal, pero repito que no justificaba su proceder.

¡El día que me atracaron!

Mucho tiempo después, en una madrugada, cuando me disponía a trasladarme desde mi casa al lugar de trabajo, en el trayecto me abordaron dos personas de malos oficios (malandros), me atracaron y me golpearon; pero aunque tenían el rostro cubierto, por la voz yo reconocí a uno de ellos, y por ende, supe quien era la otra persona que me había atacado. No obstante dejé que se consumará el robo, y no puse resistencia, para evitar males mayores. Tampoco los denuncié para evitar represalias. (Triste pero así es en mi país, si denuncias, te va peor). El muchacho con el que yo sostenía amistad, siendo él lo que decían y en efecto era (no se podía negar) al enterarse que me atracaron, me buscó y preguntó quienes habían sido, y yo me negué a decírselo, pero me dijo que ya sabía quienes me habían atracado y que "se la iban a ver bien feas con él". Yo no dije nada más. El chamo se fue y yo me quedé en el lugar donde me abordó.

A los días, uno de los que me atracó, se me acercó y me dio a entender que no se meterían más conmigo, porque yo tenía quien me defendiera. Estoy seguro que el acto de defensa de ese muchacho hacia mí, era por el trato que sosteníamos, y porque más allá de su malas acciones, jamás lo traté con desprecio ni irrespeto...dado que por el hecho de ser como era, y de yo compartir en algunas oportunidades con su persona, eso no me hacía igual que él...ni mejor, ni peor. Lastimosamente, luego de unos cuantos meses, lo asesinaron para robarle su moto...y lo sentí mucho, porque lo que no sabían quienes me criticaban cuando me veían conversando con él, era porque precisamente le estaba hablando de un cambio de vida, de parecer, de proceder...aunque fue en vano, pero por lo menos, hice el intento, y ese chamo nunca se negó a escucharme.

Reflexión Final:

¡Dime con quién andas, y te diré quien eres! Es una frase, un proverbio popular que aplica en unos casos, pero en otros no. Por ejemplo, en lo que a mí respecta, por tener trato y amistad con una persona de mal vivir, no me convertí en un delincuente, y el chamo de mi narrativa, tampoco enmendó, jamás rectificó su proceder y continuó con sus malas andanzas, sin importarle lo que yo pensara o dijera o su familia y amigos. Ni de su parte ni de la mía hubo la intención de un cambio, porque yo estaba centrado en lo que era mi deber ser, y él, lamentablemente no tenía intenciones de mejorar. Sin embargo, con esto no puedo negar que las personas acostumbran a congregarse con base a sus pensamientos, ideales y procederes, pero, no así tenemos porque pensar que "todas están cortadas con la misma tijera".

Cada ser humano es diferente, único, irrepetible. Pueden existir semejanzas entre unos y otros, pero ninguna persona es igual a otra. Cada quien tiene su escala de valores y un proyecto de vida por desarrollar y cumplir. No es bueno ni sano "meter a todo el mundo en el mismo saco", porque muchas veces "pagan justos por pecadores". Se debe tener mucho cuidado al emitir opiniones y juicios, antes de señalar a las demás personas con o sin fundamento. Y en caso de tener que hacerse, debe apelarse a la cordura, al razonamiento lógico, sin caer en extremos perjudiciales. Quien no la debe, no la teme, y quien la deba, pues que la pague, pero con sus jueces naturales.

Por último analiza esto: ¿Eres igual a cualquiera de las personas que frecuentas...o éstas se parecen a tí? ¿Consideras que otras personas son iguales a otros semejantes, simplemente por andar con estos(a)? ¿Crees que sea cierto lo que conlleva y deja entrever la frase: ¡Dime con quién andas y te diré quien eres! ¿O se le puede conceder a todos el beneficio de la demostración de lo que son, con sus acciones?

¡Bien, será hasta una nueva ocasión, y por lo pronto, saludos y muchos éxitos para todos. Recuerden que también pueden leer mi artículo, titulado: ¡A mal tiempo, buena cara! (Serie: Vivencias y Refranes). Me despido con la siguiente frase/pensamiento:

"No andes, Sancho, desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmalazado". (Miguel de Cervantes). Fuente: Proverbia.net

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¡¡¡Yo apoyo al Witness Cervantes!!!

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Buena historia, mal final de tu amigo, "tanto fue el cántaro al agua hasta que se rompió".

Y era un muchacho muy joven. Quienes trabajamos con él, siempre lo aconsejamos, pero más grande fue su vicio y decisión de andar en esos bajos mundos. Lo más triste, es que dejó un niño de pocos años de edad. Muchas gracias por comentar. Éxitos y saludos!!!

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