"El último deseo" (Andrzej Sapkowski) reseña del libro

in #cervantes3 years ago

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Sin spoilers.
El copyright de las imágenes de la serie de The Witcher de Netflix pertenece a sus respectivos dueños.

El mal es el mal, Stregobor. Menor, mayor, mediano, es igual, las proporciones son convenidas y las fronteras difusas.

Geralt de Rivia, El mal menor.

Creo que a todo el mundo nos terminó gustando mucho la primera temporada de la serie de The Witcher, quiero decir, por algo he oído a gente tararear la canción de toss coin to your witcher—yo incluido—; y es que ya nos había encantado en demasía en los videojuegos y, ahora, su versión en pantalla rebosa de personajes y de actores carismáticos y de una premisa interesante pese a sus fallos como el que la línea temporal sea algo confuso que se pudo arreglar con darle un aviso al editor de poner un anuncio con la fecha y el lugar en la pantalla para no hacer todo tan confuso y vale, si nos ponemos más quisquillosos con el presupuesto que no es tanto como el que tuvo GoT en su primera temporada.

Y hay que decir que si el Geralt de Rivia de los libros y el de los videojuegos—que sus diferencias tienen— podían calentarme como una tarde de verano, en la serie Henry Cavil también lo logra. Creo que no había una mejor elección que él para este papel y ahora en adelante me cuesta mucho mirar a Geralt sin mirar a Henry Cavil.
Pero a lo que vinimos: en el año 1993 nací yo, su servidor y ese año un tocayo polaco, Andrzej Sapkowski escribió una antología de cuentos con el nombre de «El último deseo». Polonia no es una tierra muy conocida salvo por los memes y por el tema de ser un referente anticomunista y por desconocida me refiero a que tiene un folclore e historias de monstruos impresionante y poco conocida.

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Quiero decir, en la fantasía estamos acostumbrados a lo medieval sacado de Inglaterra; dicho de otro modo y para resumir: de historias que maman de la teta o de Tolkien o de R.R Martin con dragones, lobos wargo. Aquí es donde Sapkowski aparece y nos presenta cosas como las kikimoras, estriges, lamias, knackers y muchos nuevos e inclusivos del folclore polaco que enriquecen mucho la lectura y que te obligan a ir a google para saber qué diablos es un kikimora.

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Kikimora, según Ivan Bilibin (1934)

El último deseo no es una novela sino una antología de seis cuentos sobre un brujo llamado Geralt de Rivia, y que por ser brujo es un cazador de monstruos y que tiene varios poderes mágicos y sobrenaturales. Los cuentos son momentos de su vida que nuestro protagonista recuerda luego de que le dieran una paliza en la primera parte y tuviera que recuperarse de sus heridas, y es en esta narración donde los seis cuentos convergen y se encuentran para dar paso a cada uno de ellos.

Dichos cuentos se titulan: «La voz de la razón», que es el centro de la historia; «El brujo», «La semilla de la verdad», «El mal menor», «Cuestión de precio», «El confín del mundo» y «El último deseo» de los cuales la primera temporada de la serie toma inspiración. Estos cuentos a su vez están inspirados en grandes cuentos clásicos de la cultura pop y que conocemos gracias a sus versiones de Disney en la mayoría de los casos, pero en el mundo de Geralt suceden de una forma más sombría, satírica y llena de humor negro.

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Kikimora en la serie.

—A la gente —Geralt volvió la cabeza— le gusta inventarse monstruos y monstruosidades. Entonces se parecen menos monstruosos a sí mismos

Geralt de Rivia además no es un protagonista de fantasía que siga el tropo del viaje del héroe de Campbell como sucede por lo regular en muchas historias y eso es algo que también se agradece. Tenemos a un héroe cínico en su lugar que a veces habla demasiado y que a veces no. Un aspecto negativo a relucir es que su autor confesó que esta saga no la escribió con mucha planeación así que a veces, y me refiero a cuando ya llevas varios libros te das cuenta de que los personajes no actúan exactamente como se supone que son, pero vale, para mí eso es un mal menor porque la obra en sí es muy buena, la narrativa es directa, cruda; tiene tintes de poesía y te deja inmerso en su mundo apenas empiezas a leer.

El último deseo tiene personajes carismáticos, sin embargo si han visto sólo la serie, en esta son un poco diferentes, no digo que mejores o peores, sólo digo que diferentes pues la serie bebe más de los juegos y Henry Cavil toma muchísimo del Geralt del juego y un poco del de los libros y logra un equilibrio perfecto entre un brujo que es carismático, pero más violento incluso con su gran amigo y personaje favorito de muchos en cualquiera de sus versiones: Jaskier.

Jaskier en los libros es el que difiere más con su homónimo en la serie, no sólo en la forma en que Geralt lo trata sino que en los libros Jaskier casi nunca canta—y no existe un toss a coin for your witcher— sino que se la pasa es recitando poesía, haciendo chistes y metiendo en problemas a Geralt de Rivia en más de una ocasión. Sin embargo, una característica que me gusta de Jaskier en los libros es su sentido del humor a veces tan oscuro.

Y Yennefer quien en los libros tiene un desarrollo más orgánico como personaje, porque nuevamente, la serie tiene un problema con su propia cronología y eso afecta en especial a los personajes de Yennefer y de Ciri.

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Cast de The Witcher 3

Se agradece mucho una historia de fantasía medieval que no ocurre en la Inglaterra medieval, más aún cuando esta historia fue escrita en los 90's, época en que toda la fantasía era copia de Tolkien salvo por excepciones como 'Canción de Hielo y Fuego' y 'La rueda del tiempo'. Se agradece también tener a un protagonista profundamente cínico como Heracles, y no a otra copia al carbón del tropo de «el viaje del héroe». No tenemos a un héroe sino a un cazador, y tenemos a un mundo sombrío que hace que Juego de Tronos sea luminoso y feliz.

Es cierto que la historia comienza a partir del tercer libro y que los dos primeros, que son antologías de cuentos que son básicamente 600 páginas describiendo las dimensiones del pene de Geralt de Rivia (porque bueno, son necesarias 600 páginas para algo así y quizá más) y lo vale. La prosa es genial. Los combates son, a diferencia de los juegos y de la serie algo tranquilo, despacio y limpio.
10/10.

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@seifiro, agradezco mucho que introduzcas con tu artículo una semblanza de los maravillosos libros de Sapkowski en hive. Los libros de la saga de Geralt de Rivia son de mis libros favoritos y los he leído varias veces a lo largo de los años con mucho deleite y siempre con un asombro renovado. Lo que me gusta en él es lo que me gusta en otros libros de buena literatura: crea un mundo rico que nos hace repensar el nuestro con un lenguaje que explota su potencia y hace resignificar el universo cultural de nuestra imaginación. No exagero ni recurro a una frase hecha cuando te digo que amo la profundidad del universo de creado por Sapkowski, y en parte ese amor se debe a que amo la fantasía, los cuentos folklóricos y las tradiciones míticas, de los cuales el autor bebe directamente. Adoro la versión de Sapkowski de Blanca Nieves (como líder de una banada de asesinos), la de La Sirenita(como despótica consorte) y la de La bella y la Bestia (que veo como una reflexión sobre la complejidad, y la necesidad, del amor). Versiones oscuras, irónicas, humorísticas, pero también, como el autor es hábil, sabe colar un rayo de esperanza a favor del amor y la buena voluntad en un mundo traidor.
Es un mundo oscuro, es verdad y triste en muchos casos (es doloroso ver el declive de la casta de los elfos convertida en una cohorte hambrienta y enferma y demasiado orgullosa como para pedir ayuda, tratamiento herencia de Tolkien, por cierto), pero también tiene humor e ironía, como bien dices. Pudiera hablar horas de ella. Incluso, introduje el estudio de la saga en algunos de mis cursos universitarios de literatura fantástica, junto a otros grandes que vale la pena leer, como Ursula K. LeGuinn, y, en la tradición latinoamericana, Agélica Gorodischer y Liliana Bodoc (de esta última, la saga de Los días del Venado es una joya).
Vi la serie, por supuesto, me divertí pero siempre quedó claro para mí que se trataba de otra cosa, más hecha para el gusto de jóvenes amantes de videojuegos (no tengo nada en contra). Me gustó mucho, sí, Yennefer. Creo que su actuación destaca. En fin, gracias. Y disculpa lo extendido de mi expresión de entusiasmo.

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