
LINK
We are deserving of God's forgiveness, and we can do absolutely nothing to earn it; we simply need to accept His forgiveness.
I thank Christ Jesus our Lord, who has strengthened me, because he considered me faithful, appointing me to his service, 13 even though I was formerly a blasphemer, a persecutor, and a violent man. But I received mercy because I acted in ignorance and unbelief. 14 The grace of our Lord was poured out on me abundantly, along with the faith and love that are in Christ Jesus. 15 Here is a trustworthy saying that deserves full acceptance: Christ Jesus came into the world to save sinners—of whom I am the worst. 16 But for this very reason I received mercy so that in me, the worst of sinners, Christ Jesus might display his immense patience as an example for those who would believe in him and receive eternal life. 17 Now to the King eternal, immortal, invisible, the only God, be honor and glory for ever and ever. Amen.
1 Timothy 1:12-17
Let's briefly recall the life of the Apostle Paul before his encounter with Jesus, when his name was Saul of Tarsus. His defining characteristic was his persecution of those who claimed to follow the Lord Jesus; he not only persecuted them but also killed them. Saul acted under the authority of the leaders of that time, so we can say he had the backing to persecute and kill Christians. At one point he says, "I am the worst of all sinners." We could elaborate further on who Saul of Tarsus was, but we conclude that he did absolutely nothing to deserve the Lord's love or forgiveness.
Here, the grace of God comes into play—that undeserved favor from God. This grace led the Lord to extend His hand and forgive Saul, and from that moment on, completely change the course of his life, beginning with changing his name. After his encounter with the Lord Jesus and a brief period of preparation, Paul began a new life dedicated to sharing the message of the Gospel of God's grace. We can see through the life of the Apostle Paul the transforming power of God's divine grace.
We can do more and better good works, and yet we cannot earn entry into heaven, into eternal life. Only salvation allows us access to God through Jesus Christ, who has set us free from sin and redeemed us. He is the one who blesses us according to His grace, His infinite goodness, regardless of what we have done up to this point.
We can think of sins as small or large, but there is no transgression too great before the Lord Jesus Christ that He cannot forgive. The atoning act of the Lord Jesus Christ on the cross of Calvary is sufficient in every way; we cannot add to it or take anything away from it, we can only receive it and accept this gift. Receiving Jesus Christ as our one and only Savior will save us from an uncertain fate, making us children of God once and for all, with all that this entails.

Link

LINK
Somos en merecedores del perdón de Dios y no podemos hacer absolutamente nada para ganarlo, solamente necesitamos aceptar su perdón.
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, 13 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. 14 Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. 15 Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 16 Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. 17 Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
1 Timoteo 1:12-17
Rememoremos un poco la vida del apóstol Pablo antes de tener un encuentro con Jesús cuando su nombre era Saulo de tarso cuando su principal característica era perseguidor de aquellos que afirmaban seguir al señor Jesús, no sólo perseguía sino que los mataba. Saulo lo hacía bajo la autoridad de los principales en ese entonces, podemos decir que tenía un respaldo para perseguir y matar a los cristianos. En un momento dice "soy el primero de los pecadores" podemos hacer una mayor descripción de quién era saulo de tarso pero concluimos que no hizo absolutamente nada para merecer el amor o el perdón del Señor.
Aquí entra en escena en la gracia de Dios, ese favor inmerecido por parte de Dios, esa gracia llevó al señor a extender su mano y perdonar a saulo y desde allí cambiar completamente el rumbo de su vida, iniciando por cambiar su nombre. Pablo después de su encuentro con el señor Jesús y una breve preparación inició una nueva vida dedicada a compartir el mensaje del Evangelio de la gracia de Dios. Podemos ver a través de la vida del apóstol Pablo el poder transformador de la gracia divina de Dios.
Podemos hacerla más y mejores buenas obras y aún así no podemos ganarnos la entrada al cielo una vida eterna. Sólo la salvación es lo que nos permite tener un acceso a Dios por medio de Jesucristo, quien hizo que seamos libres del pecado Y que nos ha redimido. Él es quien nos bendice conforme su gracia, a su bondad infinita sin tener en cuenta lo que hayamos hecho hasta el momento.
Podemos pensar en pecados pequeños o grandes pecados, pero no hay tamaño de transgresión delante del señor Jesucristo y que este no pueda perdonar. El acto de expiación del señor Jesucristo en la cruz del calvario es suficiente en todos los sentidos no podemos añadir ni quitar nada solamente podemos recibirlo Y aceptar ese regalo. Recibir a Jesucristo como único y suficiente Salvador nos salvará de un destino incierto haciéndonos hijo de Dios una vez y para siempre y todo lo que eso conlleva.
Muchas Gracias por compartir esta lectura, deseo que el Espíritu Santo de Dios traiga revelación de su palabra a nuestras vidas.
