Muy temprano Mary se levantó de la cama, se arregló y se puso un bonito vestido, bajó las escaleras y allí su madre la invitó a sentarse mientras terminaba el desayuno y servía la comida.
Luego de desayunar, Mary se despidió de su madre y salió para abrir la tienda que poseía su familia desde hacía más de 50 años. Mientras limpiaba la tienda pudo ver en un rincón casi imperceptible a la vista un frasco con un líquido verde, lo tomó y en ese instante se agolparon un cúmulo de recuerdos en su mente, recuerdos que ponían en peligro su vida.
Desde muy niña Mary supo que era diferente, en su adolescencia su mamá le confesó que las mujeres de su familia eran hechiceras y ya era el momento de que ella comenzara a aprender a recolectar hierbas para hacer pócimas. Con el tiempo Mary superó a su madre y se hizo una experta hechicera, sus pócimas para la suerte, para el amor, para curar enfermedades y todo tipo hechizos eran muy eficaces.
Una tarde entró a su tienda un apuesto joven, al verlo Mary sintió que su corazón latía muy fuerte. El apuesto joven le dijo que se llamaba Peter y todas las tardes iba a la tienda a comprar caramelos y una barra de chocolate. Mientras conversaban Peter le dijo que eran para su novia, Mary sintió se sintió muy dolida y triste, se había enamorado.
En su cama Mary pensó que amaba a Peter y no podía perderlo, decidió hacer una pócima de amor y dársela. Cuando Peter tomó la pócima servida en un jugo sintió amor por Mary y al cabo de poco tiempo le pidió matrimonio.
El día de la boda en la iglesia de Salem todos esperaban a la novia, mientras Mary caminaba hacia el altar comenzó a sentirse muy mal pero como pudo llego junto a su prometido, cuando Peter levanto su velo su mirada de asombro asustó a Mary. Su hermoso cabello negro ahora era blanco.
Todos en la iglesia gritaron, y solo se podía escuchar:
¡Es una bruja!, ¡quémenla!
Participando.