No hay evento social más corrupto que un funeral...

in #funny6 years ago (edited)

 

Image source: youtube.com

Hace poco estuve en un funeral, otro más de los muchos que he visitado a lo largo de la vida. Cada vez que voy a un evento  de estos salgo más decepcionado. Y es que después de tantos años, he llegado a la conclusión de que no existe un evento social más corrupto que un funeral.  

Casi todos los visitantes acuden a estas ceremonias movidos por la curiosidad, por el morbo. Hay algunos que asisten para averiguar si el difunto quedó con la misma cara de muerto que tenía cuando estaba vivo; otras son esas viejas chismosas que quieren averiguar si a la ricachona fallecida se le nota la cicatriz del último lifting facial, y hasta chismorrean si el ataúd no es del último modelo.  También están esos curiosos que pegan el rostro al vidrio de la urna y miran hacia dentro para chequear si al muerto le faltan los pantalones o no le pusieron zapatos. Y los hay quienes no conocen a nadie, a ningún pariente, ni siquiera al cadáver, y están allí para aprovechar y chulearse las bebidas, el chocolate caliente, los panecillos y demás entremeses. Otros disfrutan viendo cuál de los dolientes llora más. Abundan los que se ríen entre dientes de la viuda, pues la pobre y que se parece al “guasón” porque se le chorreó el rímel de tanto llanto; o se burlan del viudo, pues el pobre hombre entre el ajetreo de los preparativos del sepelio se puso dos medias diferentes. Es el colmo. También son muchos los que aprovechan para manosear a la buenaza de la hija del fallecido con el cuento del abrazo de “sentido pésame”, el cual le dan dos y tres veces.  

La corrupta verdad es que la hipocresía y las lágrimas de cocodrilo es lo que abunda en un funeral.  La mayoría pasan la velada haciendo relaciones públicas, entre chistes y chismes, entre cafés y canapés, y hasta hacen apuestas sobre cuál de los parientes será el próximo en estirar la pata.  

En conclusión: en un velorio todo el mundo se divierte menos los dolientes y el muerto.