La historia que hoy les contare se parece a muchas mas...en este post hablare de mi experiencia al emigrar.

Para nadie es un secreto que muchos de nosotros los Venezolanos nos ha tocado emigrar, muchos saben la situación que vivimos todos los venezolanos, la triste realidad que se vive en Venezuela.

Muchos de los Venezolanos no planificamos emigrar, como fue mi caso no planifique ese momento... en ese entonces yo trabajaba de encargada en un negocio en el aeropuerto de Maracaibo -Venezuela, (después de graduarme de bachiller no pude seguir estudiando, así que trabajo desde los 18) En fin, el negocio cerro ya que los dueños emigraron, de todas formas el sueldo no me alcanzaba para casi nada, cualquier venezolano te podría decir que el sueldo allá no te sirve para mucho.

Es ese momento que tu dices, ¿que hago? no es fácil estar desempleada con una familia a la cual tienes que ayudar, una de mis hermanas había emigrado hace bastante a Colombia y semanas después de perder mi trabajo, me escribe y me dice que me vaya a Colombia que ella me recibía donde estaba viviendo.

¿Que podía hacer? poco a poco me habían quitado las ganas de luchar y alcanzar mis metas y surgir en mi país (Se que muchos de los venezolanos adolescentes se llegaron a sentir así) No tenia, no tengo las mismas oportunidades que teníamos muchos años atrás en un país tan rico como lo era Venezuela

Y agotándose el deseo de seguir luchando en mi país. La solución era emigrar...tome la decisión y desde ese momento mi mundo cambio porque sea para donde fuera seria lejos de mi país, mi tierra. Yo solo me preguntaba ¿como haré esto? ¿seré lo suficiente fuerte? ¿Como dejare a mi familia, mis amigos, mi casa?

Cuando tome la decisión, mis familiares y mis amigos me hicieron una despedida en mi casa, hablamos, reímos, nos abrazábamos mucho, lloraron mucho, pero yo solo tenia un nudo en la garganta no podía creer que me iría, no podía llorar.

Al día siguiente en la mañana ya estaba viajando, mis familiares me llevaron al terminal, yo desde la ventanilla del autobús veía a mi mama como se despedía de mi con las manos levantadas, y yo solo aguantaba para que no me viera llorar (Debo admitir que horas antes de ir a tomar el autobús ya me estaba arrepintiendo de la decisión que tome, pero no me podía echar para atrás) mi mente empezó a sacar cuentas de lo que me iba a faltar, el café por las mañanas con mi mama y mi hermana, las reuniones familiares, el abrazo en navidad, el calor de mi mama, los domingos en mi hogar, los chistes y la compañía de mis amigos, la comida de mi mamita, sus playas sentir la brisa pegar.

Y desde ahí empezó mi sueño de un día poder regresar, ya llevo casi dos años acá en Colombia y por mas que este país me ha tratado muy bien y que económicamente no me ha ido tan mal (Debo admitir que al principio todo fue muy dificil y no me iba tan bien) pero desde que llegue he trabajado muy duro, mi primer trabajo fue vendiendo en la calle como muchos de nosotros nos ha tocado (mas adelante me gustaría contarles mi experiencia trabajando en la calle) pero aun así pasen días, meses, años. Todo permanece igual...llevo una tristeza muy grande que nunca podre explicar.

Solo Dios conoce mis tristezas, a el le cuento mis penas, me ha visto hasta llorar y siempre me da esperanzas y confió en el en que algún día me cumplirá mi sueño de regresar, tengo fe en el ya que nunca me ha abandonado el tiempo que llevo acá y porque sus planes son perfectos aunque al principio no lo entendamos...Yo solo dibujo una sonrisa y me siento feliz al imaginar cuando llegue a mi país natal y abrace de nuevo a mi familia.

Durante todo el viaje solo pude llorar, llore todo lo que en un año no había llorado, mis lagrimas solo caían y caían, por mas que trataba de calmarme solo venia a mi mente de todo lo que me iba a perder lejos de mi familia, mi tierra, aguante tanto las ganas de llorar frente a mis familiares que ya estando sola y cada vez alejándome mas de mi tierra, llore el triple de todo lo que aguante.

Llorando bajito y comiendo poquito así fue que llegue a mi destino.