Un día de nervios, sobresaltos, y emociones.

Buenas noches, llevo ya mucho tiempo sin escribir; me tomó un tiempo, ya que no hemos tenido internet. En esta ocasión, voy a dar a conocer un momento muy especial en mi vida, ya que tuve una visita muy importante en mi casa. Ya les explico:

A mi mamá no le gusta visitar. Sin embargo, un día, le hago un comentario; "La paso buscando para comer a mi casa.", lo que más me asombró, es que aceptara, por supuesto, todo por vía telefónica. Me atacaban los nervios, ya que tenía que preparar una deliciosa comida para ella, además de un postre. Pensando en esto, fui al supermercado y compré todo lo necesario para hacer una comida deliciosa y muy original de origen italiano; la Lasagna o Lasaña, conocida también informalmente en Venezuela como Pasticho.

Compré todo lo necesario, pero por supuesto, no se me escapó esta incógnita; "¿Qué puedo hacer de postre?". Un amigo me recomendó comprar pudin, leche, Galletas María, y leche condensada. Era para hacer varias capas; Una de pudin, una de galletas, y otra de leche condensada, como si de un Pastícho se tratase, para después enfriarlo. Un dulce frío, como podemos observar.

Ya tenía adelantado varias tareas; Tener la casa lista y arreglada, el pastícho listo, y el postre preparado para ser servido en el día de tal importante evento. Llegó el momento ansiosamente esperado, un detalle gracioso, es que mi mamá cree que vivo en un sitio vulgarmente llamado "barrio" (Zona popular, o suburbios), sabiendo que vivo en el centro de la ciudad, en un apartamento, esa era una de las razones por la cual no quería visitarnos. Volviendo a nuestro tema, ya era hora de buscar a mi mamá, ya que tampoco le gusta "agarrar camioneta" o algo similar.

Al llegar, entró a nuestro apartamento, y noto la sorpresa que se llevó al observar la decoración del sitio. En cortas palabras, le encantó; visitó cada rincón, nada se le escapó. Un detalle curioso, es que mi mamá visitaba muchas veces el balcón, tal vez sean cosas de la edad, ya que ella tiene 85 años de edad. Estuvimos dialogando por un rato para esperar el momento de saborear el delicioso manjar que he preparado, hasta que por fin, dimos ese lujo al llegar las 12:00, el horario puntual para mi mamá para almorzar; costumbres, creo yo.

Mi mamá, tanto como le encantó la decoración del apartamento, agregó puntos positivos al pastícho, y ni hablar del postre que le hemos servido. Al parecer, disfrutó demasiado su visita. Ya al llegar a su casa, comentaba lo feliz que estaba, y como le gustó aquel rato. Se preguntarán: "¿Será que ambas no comparten?" "¿Por qué no vivo con ella?", entre muchas otras interrogantes. Sin embargo, siempre la visito una o dos veces a la semana, y vive con una de mis hermanas. Por supuesto, antes de la pandémia, compartíamos los fines de semana, y no solo esos días, sino cada vez que tenía un momento de disfrutar después de un arduo día de trabajo. Soy de aquellas personas que, a pesar de que no tenemos a nuestros seres queridos al lado, intentamos lo posible para compartir con ellos nuestras mejores épocas de la vida, y así llegar el día de mañana, y recordar como se disfruta con cosas simples, pero siempre, con la familia.

Lo que antes eran solo correos y rumores, ahora son llamadas, "chats", correos electrónicos instantáneos, videollamadas, en fin, una cantidad enorme de crear información y enviarlo a nuestros seres queridos y a todas las personas del mundo. Aprovecho la facilidad de este servicio de blogs para comentar; Nunca olviden a sus familiares y amigos. A pesar de la pandemia, o a pesar de otras cosas, siempre vale la pena tener a tus seres queridos al lado. Aprovechemos las herramientas que tenemos, y busquemos manera de hablar con nuestros padres, hermanos, tíos, amigos, en fin, ya que no sabemos cuando será el día en donde solo los momentos felices con ellos sean solo recuerdos.

Espero les haya gustado el blog. ¡Hasta una próxima ocasión!