








Desde este lado de la pantalla, les traigo un poco de lo que mueve mi mundo: la calistenia. Hoy quiero llevar con ustedes, paso a paso, una de esas sesiones que no solo forjan el cuerpo, sino que templan la mente. No es una sesión cualquiera; es un diálogo con los básicos, una conversación con esos elementos fundacionales que, aunque a veces pasen desapercibidos, son los cimientos de todos los malabares y proezas que vemos por ahí. Hoy toca volver a las raíces, conectar con el suelo y recordar que la fuerza más pura nace del dominio de lo esencial.
El Despertar de los Músculos: El Calentamiento
Antes de cualquier cosa, el ritual sagrado. No se puede construir una casa sin cimientos, y no se puede entrenar sin calentar. Pongo algo de música, algo que tenga ritmo, y empiezo a moverme.
Comienzo con movilidad articular: giros de cuello suaves, hombros hacia adelante y atrás, círculos con las muñecas y tobillos. La muñeca es una reina en la calistenia y hay que tratarla como tal. Luego, un trote suave en el sitio, unos cinco minutos, para que la sangre empiece a bombear con fuerza y el cuerpo entienda que es hora de trabajar.
Siguen los dinámicos. Estocadas caminando para abrir la cadera, "inchworms" o caminatas del gusano para estirar toda la cadena posterior y activar el core, y unas planchas con rotación para despertar el torso completo. Termino con unas flexiones dinámicas y unas sentadillas con salto. La respiración es profunda, consciente. Ya estoy sudando ligeramente. El cuerpo está listo, la mente, enfocada. Es la hora de la verdad.
La Rutina: Un Diálogo con la Fuerza
El orden no es aleatorio. Es una progresión lógica, un ir subiendo la montaña de la dificultad, eslabón por eslabón.
- Lean Planche (Plancha Inclinada): El punto de partida. Aquí es donde se siente la verdadera naturaleza del elemento. Coloco las manos en el suelo, justo por debajo de la cadera, con los dedos apuntando hacia adelante o ligeramente hacia fuera para mayor estabilidad. Me inclino hacia adelante, llevando los hombros por delante de las manos, y levanto los pies para apoyarme solo en las puntas. El cuerpo forma una línea recta desde la cabeza hasta los talones. La clave aquí no es la altura de los pies, sino la protacción escapular. Esa sensación de separar los omóplatos y "empujar" el suelo away de mí. Siento el ardor en los pectorales, los deltoides anteriores y esos tendones de los bíceps que empiezan a despertar. Aguanto series de 20-30 segundos. Es el recordatorio humilde de que toda la fuerza del planche nace de esta posición.
- Tuck Planche (Plancha en Bola): El siguiente escalón. Desde la posición de lean, empiezo a llevar las rodillas hacia el pecho, buscando apoyar los muslos en el torso o lo más cerca posible. Aquí el centro de gravedad cambia drásticamente. Las manos ya no están debajo de la cadera, sino que el peso se desplaza enormemente hacia adelante. La protacción debe ser aún más agresiva. Siento una presión intensa en los hombros y un core que se activa como un bloque de hormigón para mantener la compactibilidad. Es una lucha constante contra la gravedad que quiere que mis piernas caigan. Cada segundo aquí cuenta. Hago varias series, buscando acumular tiempo total bajo tensión.
- Straddle Planche (Plancha con Piernas Abiertas): La primera gran culminación. Desde el tuck, extiendo las piernas hacia los lados en una "V". Abrir las piernas aleja el peso del torso, facilitando la elevación del cuerpo completo. Pero "facilitando" es un término relativo. La exigencia en los hombros, muñecas y core se multiplica por diez. Es el momento de la verdad. Empujo el suelo con todas mis fuerzas, manteniendo la espalda recta y evitando que la cadera se hunda. Conseguir unos segundos de straddle limpio es una de las sensaciones más gratificantes. Es el fruto de meses, a veces años, de trabajo en los dos elementos anteriores. Hoy, logré mantenerlo por unos preciosos 5 segundos. Una victoria pequeña, pero una victoria al fin.
- Press de Straddle a Pino (Straddle Press to Handstand): La transición elegante. Este movimiento es pura magia controlada. Partiendo desde una posición de straddle sentado en el suelo, coloco las manos firmes y, con un impulso controlado del core y un empuje de hombros, empiezo a levantar las piernas y la cadera hacia el cielo. Las piernas permanecen en straddle durante todo el movimiento, hasta que el cuerpo se encuentra completamente invertido en una vertical. La clave es la paciencia y la compresión. Hay que "rodar" hacia arriba, sintiendo cada vértebra, usando los abdominales y los psoas de manera obscena. Es un ejercicio de control total, una danza entre la fuerza y la flexibilidad. Algunos días fluye, otros días se resiste. Hoy fue un día de lucha, pero de lucha hermosa.
- Pino (Handstand o Parado de Manos): El rey de los básicos. Después del press, me quedo en la vertical. No es solo equilibrarse al revés. Es un trabajo activo de empuje con los hombros, de core tenso, de piernas apretadas, de mirada fija en un punto. Busco los 30 segundos, el minuto... el tiempo se dilata cuando estás boca abajo. Siento la sangre corriendo hacia la cabeza, la quietud en medio del esfuerzo. El pino es meditación en movimiento. Es donde se calibra el control del cuerpo. Hoy me sentí estable, dueño del espacio entre mis manos y el suelo.
- 90 Degree Hold (Mantención en 90 Grados): El broche de oro, la prueba de fuego para la fuerza de los dorsales y todo el tren superior. Desde el pino, bajo lentamente, con un control férreo, hasta que mis piernas quedan paralelas al suelo, formando un ángulo perfecto de 90 grados con mi torso. El cuerpo se convierte en una "L". La tensión es brutal. Los dorsales arden, los bíceps gritan, el core hace un esfuerzo sobrehumano para no colapsar. Aguanto lo que puedo, que hoy no fueron más de 3 segundos. Es un elemento despiadado que no perdona ninguna debilidad. Pero incluso esos pocos segundos dejan una huella profunda de fuerza ganada.
La Reflexión Final
Al terminar, me desplomo en el suelo, jadeante, con el pecho ardiendo y los músculos temblando. Pero hay una sonrisa en mi rostro. Esta sesión no fue sobre romper récords, sino sobre honrar el proceso. Cada Lean Planche, cada segundo en Tuck, cada intento de Straddle, es una carta de amor a este arte.
Muchachos de Apure, gente de Hive, la calistenia es así. Es un viaje de autoconocimiento, de paciencia. No se trata de querer hacer el elemento más avanzado mañana; se trata de dominar el escalón en el que estás hoy. La fuerza se construye grano a grano, segundo a segundo.
Espero que este relato les haya transmitido un poco de la pasión que siento por esto. Cuéntenme, ¿cómo han estado sus entrenamientos? ¿En qué básicos están trabajando?
¡Un fuerte abrazo para todos y a darle con todo
From this side of the screen, I bring you a bit of what moves my world: calisthenics. Today, I want to take you through, step by step, one of those sessions that doesn't just forge the body, but also tempers the mind. This isn't just any session; it's a dialogue with the basics, a conversation with those foundational elements that, although sometimes overlooked, are the bedrock of all the flourishes and feats we see out there. Today is about returning to the roots, connecting with the ground, and remembering that the purest strength is born from mastering the essentials.
The Awakening of the Muscles: The Warm-Up
Before anything else, the sacred ritual. You can't build a house without a foundation, and you can't train without warming up. I put on some music, something with a good rhythm, and start to move.
I begin with joint mobility: gentle neck rolls, shoulders forward and back, circles with the wrists and ankles. The wrist is a queen in calisthenics and must be treated as such. Then, a light jog on the spot for about five minutes, to get the blood pumping strongly and for the body to understand it's time to work.
Next come the dynamics. Walking lunges to open up the hips, "inchworms" to stretch the entire posterior chain and activate the core, and some plank with rotation to wake up the entire torso. I finish with some dynamic push-ups and squat jumps. The breathing is deep, conscious. I'm already sweating lightly. The body is ready, the mind, focused. It's time for the real deal.
The Routine: A Dialogue with Strength
The order isn't random. It's a logical progression, a way of climbing the mountain of difficulty, link by link.
- Lean Planche: The starting point. This is where you feel the true nature of the element. I place my hands on the floor, just below my hips, with fingers pointing forward or slightly out for more stability. I lean forward, carrying my shoulders ahead of my hands, and lift my feet to balance only on the balls of my feet. The body forms a straight line from head to heels. The key here isn't the height of the feet, but the scapular protraction. That sensation of separating the shoulder blades and "pushing" the floor away from me. I feel the burn in the pectorals, the anterior deltoids, and those biceps tendons starting to wake up. I hold for sets of 20-30 seconds. It's the humble reminder that all the strength of the planche is born from this position.
- Tuck Planche: The next step. From the lean position, I start to bring my knees towards my chest, aiming to rest my thighs on my torso or as close as possible. Here, the center of gravity changes dramatically. My hands are no longer under my hips; the weight shifts massively forward. The protraction must be even more aggressive. I feel intense pressure in my shoulders and a core that activates like a concrete block to maintain compactness. It's a constant struggle against gravity trying to make my legs drop. Every second here counts. I do several sets, looking to accumulate total time under tension.
- Straddle Planche: The first major culmination. From the tuck, I extend my legs out to the sides in a "V". Opening the legs moves the weight away from the torso, making it easier to lift the entire body. But "easier" is a relative term. The demand on the shoulders, wrists, and core multiplies by ten. This is the moment of truth. I push the floor with all my strength, keeping my back straight and preventing my hips from sagging. Achieving a few seconds of a clean straddle is one of the most rewarding feelings. It's the fruit of months, sometimes years, of work on the two previous elements. Today, I managed to hold it for a precious 5 seconds. A small victory, but a victory nonetheless.
- Straddle Press to Handstand: The elegant transition. This movement is pure controlled magic. Starting from a seated straddle position on the floor, I place my hands firmly and, with a controlled impulse from the core and a push from the shoulders, I begin to lift my legs and hips towards the sky. My legs remain in the straddle throughout the movement, until my body is completely inverted in a handstand. The key is patience and compression. You have to "roll" upwards, feeling every vertebra, using your abs and psoas obscenely. It's an exercise in total control, a dance between strength and flexibility. Some days it flows, other days it resists. Today was a day of struggle, but a beautiful struggle.
- Handstand: The king of basics. After the press, I stay in the handstand. It's not just about balancing upside down. It's an active work of pushing with the shoulders, a tense core, squeezed legs, and a fixed gaze on one point. I aim for 30 seconds, a minute... time dilates when you're upside down. I feel the blood rushing to my head, the stillness amidst the effort. The handstand is meditation in motion. It's where body control is calibrated. Today I felt stable, in control of the space between my hands and the ground.
- 90 Degree Hold: The grand finale, the trial by fire for the strength of the lats and the entire upper body. From the handstand, I lower slowly, with iron control, until my legs are parallel to the floor, forming a perfect 90-degree angle with my torso. The body becomes an "L". The tension is brutal. The lats are on fire, the biceps are screaming, the core is making a superhuman effort not to collapse. I hold for as long as I can, which today was no more than 3 seconds. It's a merciless element that forgives no weakness. But even those few seconds leave a deep imprint of strength gained.
The Final Reflection
When I finish, I collapse on the floor, panting, my chest burning and my muscles trembling. But there's a smile on my face. This session wasn't about breaking records; it was about honoring the process. Every Lean Planche, every second in Tuck, every attempt at Straddle, is a love letter to this art.
Folks from Apure, people from Hive, calisthenics is like this. It's a journey of self-discovery, of patience. It's not about wanting to do the most advanced element tomorrow; it's about mastering the step you're on today. Strength is built grain by grain, second by second.
I hope this account has conveyed a bit of the passion I feel for this. Tell me, how have your training sessions been? What basics are you working on?
A big hug to everyone, and let's give it our all
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Muy bien la rutina de planche que llevaste acabado