Te leí y creí estar leyendo a mi esposa...
Tal cual es ella: "Mamá gallina".
Las decepciones fueron parte de nuestro menú de vida y por ello me volví tan desconfiado que no volví a creer en nadie.
Pero he aquí que parte del regalo de convivir con una "mamá gallina", es poder volver a confiar paulatinamente en la condición humana.
Desde lejos, te acompaño en cualquiera de esas pruebas por las que estás pasando. Sé muy bien que es eso y me quedo con lo de la decepción a tiempo, que el engaño eterno.
Abrazo fraterno.
Mi estimado, gusto saludarle.
Los golpes nos hacen desconfiados, es normal, pero luego te das cuenta que así como hay gente no tan buena, hay gente noble, solidaria, y verdaderamente valiosa... por esas personas, vale la pena siempre volver a confiar.
Agradezco mucho tus palabras de ánimo, las buenas energías siempre suman para continuar.
Un abrazo.