Estrépitos

in Catarsis3 years ago (edited)

Me muevo con sigilo durante el trance, pretendo no incomodarme a mí mismo. Soy rotundo cuando abro los ojos y miro al infinito de mis incesantes ideas; allí es donde hallo de todo.

Cierro la mirada y hay oscuridad alrededor cuando la masa pensante está encendida y debería estar desconectada. Ocurre lo contrario, divago, pienso, medito y tras esos ejercicios procuro dejar la mente en blanco, aunque es el azoramiento el que toma el pincel para dibujar su opaca presencia.

Recuerdos, sí; traumas hay también y no puede faltar el ahogo de la ansiedad ante la falta de respuestas que no se dar cuando una interrogante irrumpe en mi cabeza para deformarme la calma.

Me abruma el desespero, mas opto por callar, porque se supone que el ruido me despierta y no puedo agregarle estrépitos a mi raciocinio, que de coherente peca de torpe y que por pesado tiene sobras de intrigas cuando pretende una paz que solo se me exacerba al caer dormido, luego de miles de horas de insomnio, cuando el cuerpo no tiene otro remedio que rendirse.

He ido coleccionado estos encierros, estos infiernos que me despabilan las pieles y me causan letargo en la respiración cortada de suspiros. Tantos inventarios de ideas, sobre todo unas cuantas muy malas para combatir el abatimiento que, noche tras días, me ve deshojar las patrañas de los ayeres y las fantasías del mañana.

Ustedes no lo entienden, pero yo se los voy a mostrar, acá les tengo las pruebas de lo desconfigurado que estoy previo a la indiferencia con la que me trata el sueño cuando expectante de dormir, cavilo, respiro, me muevo de un lado a otro y tengo los ojos dormidos, no sé si cerrados o abiertos, porque no observo con lógica lo que miro y no sé si estoy despierto.

Es un error en la matriz, supongo en mis incoherencias; es un desdoblamiento en el tiempo que sientes que te camina por el cuello y que va gritándote con ecos lejanos cada segundo que pasa y sigues en despabilo. Estás lúcidamente despierto y precariamente adormecido.

Tensión en las pupilas, el iris está erguido y no son, como deberían serlo, un buen lubricante las lágrimas, porque no salen tan cuajadas igual que cuando lloras, estas gotas son más saladas y menos húmedas, porque están, al igual que las escleróticas, tiesas ante el carente parpadeo que no ha agotado ni bajado su telón sobre el escenario del descanso, de mi descanso.

Por eso me ven con los ojos abiertos, porque cerrados oigo voces, ajenas y, sobre todo, la mía, la que va murmurando y diciéndome muchas cosas, y no se trata de si es falso o si es cierto aquel monólogo, la única verdad que les puedo decir es que no detiene su bulla, ligera o grotesca, sobre mi tormento previo al reposo cuando se supone que paso la página del calendario.

He dedicado demasiadas musas al insomnio, tanto o más que a la soledad, pues, ambas han sido las eternas compañías de mis glorias y fracasos. Es una relación de amor y odio, pero hoy es una de esas instancias cuando debo reprochar el abuso de su presencia.

No he terminado de decir todo sobre mi somnolencia, ni siquiera sobre la que me visitó esta madrugada, sin embargo, me reservaré para otra ocasión aquello que, con palabras, no puedo enteramente describir, pero con imágenes me he aproximado a recrear.

Espero que duerman bien

Fotos de mi Autoría
Derechos Reservados
Xiaomi Poco M3

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No se que me sorpende más si la exquisita forma en la construiste tu visión del insomnio para traducirlo en esta narración o las fotografías que le acompañan.

muchas gracias, aprecio que la mezcla entre ambas creaciones te guste. Como lo dije, he dedicado muchas líneas a esto. Un gran saludo de mi parte