Maravilloso ejemplo de una mujer guerrera de esas que no se doblegan ni con el inclemente pasar de los años. Recordé con tu relato a la bisabuela paterna de mis hijos que era una mujer de campo, murió a los noventa y tantos años. Todavía unos pocos años antes de morir, ella solita atendía su conuco, a sus animales, se trepaba en árboles para alcanzar algunas frutas, y los hijos la regañaban por eso, le decían que ya estaba muy vieja para esas cosas, y la señora les respondía: A mí no me llamen vieja, soy más fuerte que todos ustedes. Y mentira no era, murió cuando la trasladaron a vivir en un apartamento con un familiar, se podría decir que de soledad e inactividad porque ése no era su mundo. ¡¡Me encantó tu relato y la moraleja!! ¡¡Felicidades y éxitos amigo!!
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