SE ACABÓ EL DESAYUNO

in CELF Magazine3 years ago

Imagen1.jpg


SE ACABÓ EL DESAYUNO



     Este fin de semana me encontré a Teresio de la Porra. Lo vi enjuto, muy desmejorado.
     He prescindido de los desayunos, me dijo al darse cuenta de que yo observaba con detenimiento su cuerpo cuya flaqueza me sorprendía. Y de inmediato tomó por el mango la sartén de la conversación y me soltó una perorata tratando de justificar los efectos producidos por el pesebre demasiado alto que le estaban poniendo las circunstancias económicas.
     Hasta hace poco me desayunaba religiosamente con un par de huevitos de gallina y una arepa embadurnada de mantequilla, comenzó diciendo; pero ya no. Ya ni se consiguen huevos ni se tiene con qué comprar la harina para las arepas.
     Quedó para la historia los momentos grandiosos cuando cualquier pobre de por ahí podía zumbarse al coleto una tortilla para saludar la mañana y desentumecer el estómago después de largas horas de sueño y de descanso. Una tortilla estaba a la mano de cualquiera y podíamos verla como lo que era: una tortilla, una cosa ahí compuesta por un par de huevos zumbados en aceite y aderezados con algún pedazo de tomate y de cebolla. Ahora no. Una tortilla, en estos momentos, se ha convertido en una obra de arte lejana e inalcanzable. Como un espejismo, como algo impreciso en las penumbras del recuerdo. Esta situación ha hecho que el común de nosotros haya llegado al convencimiento de que desayunar es un acto vergonzoso, el más vergonzoso de todos los actos de sobrevivencia. Pero miren dónde hemos ido a parar. Desayunar ahora es arte del bueno, arte puro, derroche de imaginación, es decir, fantasía de la más sutil y compleja, porque de materia, nanay.
     Nadie hubiera imaginado, hace algunos años, que no podríamos superar las horribles malas costumbres que nos habían transmitido las clases burguesas llenas de bastardías y actitudes insólitas desde el punto de vista de nuestra condición humana. Porque ¿qué es eso de querérnosla echar de más que los otros pueblos? ¿Qué es eso de querer estar desayunando todos los días como si fuésemos cerdos? No. Se acabó. Ya no queremos saber más de aquellas prácticas cargadas de vergüenza donde un pobre cualquiera invitaba a otro ídem a que desayunara con él. Qué horrible era antes oír a alguien decir:
     ─Ven mañana a desayunar en mi casa.
     ─¿Sí? Gracias, y qué hay.
     Y el pobre, que era pobre, pero que la comida no le faltaba, con cierta vergüenza, porque nadie se resigna a ser pobre, le respondía con un dejo de humildad:
     —Alguna cosita con arepa y crema.
     Pero eso de “cosita” era un decir, porque en la mesa de un pobre de entonces, una cosita significaba unas tajadas de plátano maduro con ese color y sabor a miel que solían tener nuestras tajadas de entonces, acompañadas con unos chorizos cuyo color rosado decía mucho a favor de la salud del cerdo del cual provenían; algún que otro huevo estéril de gallina enjaulada distante por completo de las coccidias y otras bestezuelas tan comunes en los chiqueros; una mantequilla tan suavecita que parecía una crema embellecedora para señoritas pálidas; unos quesitos de mano, blancos e impolutos, nadando con desgano para no ahogarse en la crema de su propia leche; y, finalmente, unas caraoticas refritas, al lado de la blanca arepa, como simbolizando la unión de nuestras razas, de nuestro pueblo que entonces convivía como hermanos y que ni por aquí le pasaba la perversa idea de matarse los unos contra los otros.
     Teresio de la Porra hizo una pequeña pausa, me miró como tratando de penetrar con su aguda intuición mi cerebro para descodificar el efecto que sus palabras me habían causado y de inmediato me preguntó:
     ─¿Me invitaría usted a desayunar mañana?
     Yo quedé como fulminado por aquella petición tan comprometedora viniendo de un personaje tan admirado por mí, pero sinceridad obliga y no tuve más remedio que responderle con toda franqueza:
     ─Si tuviera unos huevitos lo invitaría con mucho gusto; pero no tengo manteca y el gas no se halló más.


= = = 0 = = =
Dibujo y texto de Tomás Jurado Zabala
Gracias por sus lecturas

Sort:  

Muy buen relato a modo de crónica, tal vez con elementos discursivos sobre el pasado de antoño, y usando la crítica y la sátira además. Me gustó el final que parece un problema encima de otro problema. Muy buen trabajo @tomasjurado

Tu post ha sido votado por @celf.magazine, proyecto curatorial y revista digital sobre arte y cultura en Hive. Únete a nuestra comunidad y comparte tu talento con nosotros.
Your post has been voted by @celf.magazine, curatorial project and digital magazine about art and culture in Hive. Join our community and share your talent with us.



Gracias por ese desayuno espiritual que me dan al valorar mi post.


The rewards earned on this comment will go directly to the person sharing the post on Twitter as long as they are registered with @poshtoken. Sign up at https://hiveposh.com.

Literatos-estatico.jpg

Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.

¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!

Agradezco el inmenso apoyo.

Congratulations @tomasjurado! You have completed the following achievement on the Hive blockchain and have been rewarded with new badge(s) :

You received more than 2250 upvotes.
Your next target is to reach 2500 upvotes.

You can view your badges on your board and compare yourself to others in the Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word STOP

Check out the last post from @hivebuzz:

Hive Power Up Month - Feedback from Day 7

Qué gran texto. Por suerte escribir bien no es un acto vergonzoso, aunque a veces sea también de sobrevivencia. ¡Saludos!

Enormemente agradecido por tus palabras.