En mi casa nos vestimos de navidad desde octubre. Mi mamá tiene la costumbre de adornar nuestro hogar a partir de ese mes y la razón es muy sencilla: llenarse de la maravillosa energía navideña desde dos meses antes.
Para muchas personas, quizás este diciembre sea uno de los menos alegre debido a la pandemia y a la recesión económica que ha generado el Covid19. Creo que sí habrá muchas personas que no vean este mes de la misma forma que en años anteriores y que solo esperan a que termine el 2020.
A pesar de la cruda realidad que vivimos, está en cada uno de nosotros cambiar la actitud y ver lo potencial que puede ser diciembre, a pesar de lo que está ocurriendo.
Te doy un ejemplo. En algún punto de mi vida ya no me alegraba tanto por la llegada de diciembre. Sin embargo, desde hace dos o tres años entendí que es un mes muy importante para la humanidad.
Yo era de esos que no se alegraba mucho y veía con algo de incredulidad los rituales de las personas que aspiraban a una mejor vida, de quienes pedían cosas al Niño Jesús o a Santa Claus. Todo eso había quedado atrás luego de descubrir dónde realmente quedaba la fábrica de juguetes que yo demandaba debajo del arbolito.
A veces, no deberíamos crecer y entender alguna cosas. La madurez muchas veces te quiebra las ilusiones y esperanzas... a menos que madurez lo suficiente para retomar la óptica correcta.
Mucho tiempo después, ya de adulto, participé en uno de los talleres de metafísica que dirige mi madre. Fue en una de sus actividades que comprendí realmente lo importante que es o debería ser para todo el mundo esta época del año.
Más allá de lo que puedas creer como alguien científico o no creyente (como lo era yo), existe algo indudable del doceavo mes: la energía que hay en el ambiente.
Justamente es esa vibra, ese espíritu individual y sobre todo el global, lo que hacen que la alegría y esperanza de los que aspiran un mejor porvenir, conduzcan aquello que le demandas al mundo a que se refleje en tu realidad.
Acá se trata de que esa fuerza que es casi palpable en el aire se sume a cualquier tipo de creencia que puedas tener para pedirle al universo, a tu Dios, a la vida, al destino, a tus padres, o a quien tú quieras, lo que tú deseas.
Otra cosa que entendí en esos talleres es que no puedes ser mezquino y tampoco puedes ser humilde. Esta es la ocasión para que demandes en toneladas, tanto para ti, como para los tuyos, como para aquellos que ni conoces, las cosas que necesitas o mereces.
Créeme, eso es como pedirle un aumento de sueldo a tu jefe, ¿crees que tendrías mejores resultados haciéndolo de forma déspota o molesto o sin creer que lo mereces? Te pongo otro ejemplo. ¿Realmente crees que si pidieras la mano del amor de tu vida no tendrías que ponerle alegría, esperanza, una gran sonrisa y tu mejor actitud?
Suena y es lógico, sin embargo, a pesar de ello, hasta hace poco yo no entendía la magnitud de la navidad y eso era porque no racionalizaba que si somos muchos los que estamos sonriendo y con esperanzas de un mejor porvenir, sería más probable que en los anhelos de otros y en los de nosotros mismos, los sueños puedan hacerse realidad más pronto.
La navidad es una festividad que coincide universalmente en todo el planeta. Es decir, que a diferencia de otras fechas conmemorativas, acá prácticamente todos los que vivimos en este planeta estamos vibrando en sintonía de lo que aprendimos cuando niños: que pudiéramos pedir lo que fuera y así sería muy probable que lo tuviésemos pronto debajo del arbolito.
Diciembre es una época para ser mejores personas, para reconectarnos con la gratitud, para añorar un mejor mañana y para empezar a trabajar por uno mismo y en especial por los demás, por tus conocidos, por personas que no conozcas y sobre todo para perdonar y perdonarte aquello que te ancla a cosas que realmente no son importantes.
Pide y pide mucho, no te quedes corto en lo que solicitas, pide hasta lo que crees improbable, porque el regalo no te lo va a dar San Nicolás, pero sí te lo puede dar la creencia de que esta energía transforma la vida, sobre todo si entiendes que es el mejor momento del año para pedir un regalo.
¡Feliz Navidad mi Gente!
No sean pichirres pidiendo para ustedes mismos y pidan para mí también, que en mi lista de deseos están metidos para afianzar aquello que con alma de niño colocaron en su carta.
Fotos de mi Autoría
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#posh
Amé ese nacimiento, que belloooooo me encantó.
un estilo estilacho estilero jej
Que hermosos arreglos navideños y que bueno que ahora puedas ver la magia de la navidad jeje me alegra. A el que cree, todo le es posible.
soy un hombre de fe jwjwj
Voy a aplicar muchas de las cosas que dices. Pediré todo en grande.
diría Jau Umjuuuu con ese chinazo jeje pero pida, pida, que hasta por retruque llega alguito jejej
Válido el chinazo también, ¿Por qué no? 😏😏
Saludos amigo @miguelmederico. Y para tu madre un abrazo especial y dile que yo tambien vibro en positivo y siento esa energia. Un abrazo en la distancia.
abrazos a la distancia, feliz inicio de diciembre, corazón
Maravillosa y nutritiva publicación que desde tu más genuino sentir nos exhorta a muchas cosa, me quedo con el dar y recibir, con el seguir conservando la inocencia y el aporte que es preciso desde el adulto para nuestro niño interior, Y para todos aquellos que nos necesitan. Feliz navidad
mejor no lo has podido decir, esos deben ser nuestros planes perennes, no solo en diciembre, sino siempre, Feliz navidad
Que buena reflexión la de tu post, navidad es magia, en navidad todo es posible, solo hay que pedirlo, algo así como "recibo pero solo con la condición de dar", saludos.
hay que dar por la naturaleza de ser cándido, por la energía del agradecimiento auténtico y po ver la felicidad de los demás frente a nuestros ojos, así es