La armonía, aunque sea en apariencia, no deja de tener su aspecto humano y bello. El cambio climático es una consecuencia de nuestra incultura, de nuestro salvajismo y lo que es más grave todavía: de nuestro desmesurado egoísmo. Me temo que las generaciones futuras lo tendréis muy crudo. Yo, como Dante y como muchos otros, ya voy camino del Ocaso. Por eso, mi única ley ahora mismo es el Carpe Diem: vivir cada momento con intensidad, pues no se sabe si será el último. Muchas gracias por tu comentario.
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