Reflexiones (in)necesarias 086: "El problema de la honestidad", por bonzopoe

Imagen creada por la inteligencia artificial de Freepik

Si pudiera eliminaría todo aquello que nos impide ser honestos, que no son pocas cosas. Como seres sociales tenemos unas reglas de convivencia que nos orillan a no ser honestos, y tener que ser diplomáticos, políticamente correctos, o hasta hipócritas en muchas ocasiones, para estar en armonía, o mejor sea dicho, sin conflictos evidentes con los demás.

Yo soy empático por naturaleza, y se me da bastante bien "leer" a la gente, y casi siempre me doy cuenta cuando fingen conmigo. Y no me molesta, siempre y cuando esas apariencias que tanto cuidamos caigan dentro de lo razonable. Pero cuando alguien que sabes que te detesta, te trata como si fueras alguien muy querido, me cuesta mucho seguirle el juego.

Lo que decimos con nuestras palabras, e incluso nuestros actos, en muchísimas ocasiones es muy distinto a lo que en verdad pensamos y decimos 'bajo el agua', muy sutilmente con nuestras micro-expresiones y lenguaje corporal.

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Hay gente que es experta en hablar los dos lenguajes al mismo tiempo, y te dice algo mientras al mismo tiempo te hace notar que en realidad piensa todo lo contrario. Y a veces pareciera que hasta disfrutan el que te des cuenta pero no puedas hacer nada al respecto, y se regodean embarrándotelo en la cara.

A mi la hipocresía no se me da. Puedo ser amable con todo mundo, pero de ahí a transmitir algo que en realidad no siento, ya sea por necesidad o por conveniencia, hay un largo tramo que no se me da, ni me interesa recorrer. Mi abuelo paterno solía decir que a muchos la honestidad nos estorba, y tenía toda la razón.

En un mundo de oportunismos, de apariencias y esfuerzo mínimos, la honestidad a veces es un lastre que nos dificulta las cosas, pero es algo que aquellos que la practicamos, no podemos evitar. Y no lo digo con ganas de vanagloriarme, porque no es algo elegido, es simplemente parte de lo que soy.

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Las oportunidades para ser corrupto en nuestro continente (para aquellos que vive en Latinoamérica) son enormes. Un poquito de poder es suficiente para empezar a recibir ofertas de soborno, lo que en México llamamos "mordidas", que es ofrecerte dinero a cambio de favores que puedes hacer desde tu posición.

Y un poquito de poder es suficiente también para aprovecharte de los demás, y ser tu quien pide dinero para hacer esos favores, o simplemente hacer tu trabajo. En una realidad llena de necesidades son muchos lo que optan por esto, ya sea porque literalmente no les queda de otra, o el propio sistema los orilla, o por gusto, por ser el camino fácil.

A veces negarte a ser parte de este sistema, puede incluso ser una amenaza a tu vida. Así de dramáticos son algunos casos. Delatar un esquema de corrupción, o simplemente saber de él aunque no participes de este, puede ponerte en peligro, a ti y a los tuyos. Así que hoy en día la honestidad puede ser considerada incluso un acto de rebeldía.

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Es inevitable fingir un poco de vez en cuando para no herir a los demás, o no meterse en problemas innecesarios. A veces por simple practicidad hay que ser un poco deshonestos en lo que decimos o en la manera en que tratamos a los demás. Si tu madre, tu esposa, o alguien cercano, te cocina algo con todo el amor del mundo y no le queda tan rico como cree, ¿para que decírselo? A menos que literalmente este incomible, te lo comes, das las gracias y listo.

La honestidad pura no existe, ni siquiera con nosotros mismos. Somos los amos del autoengaño. Pero la práctica de la honestidad no debería ser algo incluso mal visto por algunos. Dichos populares como 'el que no tranza (roba) no avanza' no deberían existir. Y nadie debería abusar de su poder para su beneficio, ni nadie debería intentar sobornar a alguien para que le facilite las cosas o le haga favores.

La falta de honestidad es un signo de nuestro tiempo, y es monstruo de mil cabezas que todos alimentamos en menor o mayor grado. En el momento puede que lo veamos como algo positivo, pero ese que por unos pesos te agilizó un trámite, afectó a otro para poder hacerlo, y ese otro en otro momento puedes ser tu, y tal vez cuando menos necesites serlo.

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Hagamos un examen de conciencia, y sin auto flagelarnos, estemos más conscientes del impacto de nuestros actos. Procuremos ser más honestos, eso no solo nos hará mejores personas, sino que nos permitirá vivir en un mundo un tantito mejor para todos. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.