Me encantan las anécdotas, casi siempre en mis escritos uso alguna. Con ellas siento que la vida nos da la oportunidad de atesorar hechos, que se vuelven ejemplarizantes, para uno mismo o para los demás.
Por supuesto que tener apego a las anécdotas implica vivir con los recuerdos y eso es pasado. Algo que me corregirían seguramente: no podemos quedarnos pegados en el pasado, es la conseja. Hay que vivir el presente, el ya, el ahora.
Estoy de acuerdo, pero me parece que depende del tipo de pasado: cuando lo que escarbamos es para sacar una raíz negra y maloliente, que va a provocar en nosotros o en otros algún tipo de malestar, mejor es limpiar de otra manera; pero hay tantas situaciones que dejaron una enseñanza, que resultaron agradables y que se vuelven un manantial de vivencias interesantes para quienes las escuchen o las lean.
Ayer alguien me habló de unas alpargatas y recordé que recientemente le llevé unas, a mi nieto menor. Él se las puso de inmediato, no conocía ese tipo de calzado. Yo las llevé pensando en cualquier acto cultural, donde a él le toque bailar joropo; pero él quiso ponérselas de una vez. Se veía los pies a cada momento y en una de esas se acerca a la mamá y le dice en voz baja «yo no las rompí» y ella se da cuenta del comentario del niño, por el hueco que este tipo de calzado tiene al frente por dónde se asoman dos dedos.
Ella con ternura, pero también divertida por la ocurrencia, le explicó que ese tipo de calzado era así, que se llamaban alpargatas y le explicó de una vez el origen de este calzado, claro mi nieto acostumbrado a que le llamen la atención por la cantidad de veces que ha dañado algo, anticipó un posible reclamo, es lo que pienso.
Esta anécdota, al evocarla hoy, me trajo un recuerdo mío, muy antiguo. Vivía aún en Caracas, así que tendría unos seis años o menos. En una tienda, donde mis padres estaban comprando, nos regalaron, a mi hermana y a mí, unos bolígrafos de colores. Esto era una novedad para mí, había usado lápices, pero no bolígrafos. Eran transparentes, tenían un resorte y un mecanismo que al oprimir salía la punta e igual para retraer.
Cuando nos subimos al carro, comencé a curiosear este instrumento de escritura, no era un juguete, pero yo quería saber más, cómo era y qué tenía por dentro. Empecé a darle una y otra vez, hasta que de pronto, salió por la ventana, el tubo de tinta y el resorte y me quedó en la mano solo el cuerpo plástico. «Cuándo no», fue la respuesta que tuve, el día siguiente, cuando se me preguntó por el bolígrafo y yo conté que lo había perdido.
Perder las cosas, que se cayeran, se dañaran, que no las disfrutara, fue por mucho tiempo una creencia que tuve que borrar, al cotejar con la cantidad de éxitos y logros que he obtenido en mi vida. Si bien es cierto, muchos objetos partí o perdí. Esto no constituye una regla.
Puedo mantener, recuperar, cuidar, proteger y aumentar el caudal de todo lo bueno que llegue a mí y así darle la vuelta a un recuerdo, que solo habla de un bolígrafo perdido, pero no de la adquisición del arte de la escritura tanto en manuscrito como en producción. Siempre es más lo que se tiene.
Gracias por tu amable lectura.
Mi contenido es original.
He utilizado el traductor Google.
Imágenes de Pixabay con su respectiva fuente.
I love anecdotes, I almost always use one in my writings. With them I feel that life gives us the opportunity to treasure facts, which become exemplary, for oneself or for others.
Of course, being attached to anecdotes means living with memories and that is the past. Something they would surely correct me: we cannot stay stuck in the past, is the advice. You have to live in the present, now, now.
I agree, but it seems to me that it depends on the type of past: when what we dig is to remove a black and smelly root, which is going to cause some kind of discomfort in us or in others, it is better to clean in another way; But there are so many situations that left a lesson, that were pleasant and that become a source of interesting experiences for those who listen to them or read them.
Yesterday someone told me about some espadrilles and I remembered that I recently brought some to my youngest grandson. He put them on immediately, he didn't know that type of footwear. I wore them thinking of any cultural event, where it was his turn to dance joropo; but he wanted to put them on at once. He looked at his feet all the time and in one of those he approached the mother and said in a low voice "I didn't break them" and she realized the child's comment, because of the hole that this type of footwear has in the front. where two fingers peek out.
She with tenderness, but also amused by the occurrence, explained to him that this type of footwear was like that, that they were called espadrilles and explained to him at once the origin of this footwear, of course my grandson used to being called to attention by the amount of times he has damaged something, anticipated a possible claim, is what I think.
This anecdote, when I recalled it today, brought back a very old memory of mine. He still lived in Caracas, so he was about six years old or younger. In a store, where my parents were shopping, they gave my sister and me some colored pens. This was news to me, I had used pencils, but not pens. They were transparent, they had a spring and a mechanism that when pressed, the tip came out and the same to retract.
When we got into the car, I began to explore this writing instrument, it was not a toy, but I wanted to know more, what it was like and what it had inside. I started hitting it again and again, until suddenly, the ink tube and the spring came out of the window and I was left with only the plastic body in my hand. "When not," was the answer I had, the next day, when he asked me about the pen and I told him that I had lost it.
Losing things, having them fall, get damaged, not enjoying them, was for a long time a belief that I had to erase, when comparing it with the amount of successes and achievements I have obtained in my life. While it is true, I broke or lost many objects. This is not a rule.
I can maintain, recover, care for, protect and increase the flow of all the good that comes to me and thus turn around a memory, which only speaks of a lost pen, but not of the acquisition of the art of writing both in manuscript as in production. There is always more than what you have.
Thank you for your kind reading.
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Ya somos dos en lo particular siempre que puedo compartir una anécdota para marcar o dejar una enseñanza positiva ya sea en mi o en otra persona lo hago, es la manera de fortalecernos y recordar quienes fuimos , somos y seremos, todos tenemos un pasado que nos ha traído al presente al presente que tenemos y nos llevará al futuro que deseamos. Saludos querida feliz fin de semana
Muy de acuerdo, y ¿va uno a borrar despiadadamente cuando puede volver a vivir momentos?
Claro que no mi amiga 💗👍👍