No conocía la del café. En Ayacucho ví unos niños que después de comerse un plato de hervido, se metieron al río a seguir jugando, yo me comí el mío y ya no me bañé más. Aún me mareo si leo después de comer. Quedan muy arraigadas las creencias.
Saludos. Gracias por contarnos.
Saludos.