Hace poco estaba lloviendo y yo iba caminando, cuando sentí el impulso de salir corriendo. Pero entonces, levanté la vista, como lo hacía antes, y sonreí. Recordé las veces que con mis amigos nos mojábamos y saltábamos charcos. Y fui feliz. Claro, después, al llegar a casa, un buen baño y una buena taza de té de limón, por si acaso. Jeje.
Qué bonito fue leer esto. Me trajo buenos recuerdos. Tenemos razones para amar la lluvia.
Mi papá dice para que corres
Pero ese es el instinto