Un encuentro enaltecedor en Punta Cana.
Saludos, familia de HIVE, mi silencio en esta etapa se debió a la mayor de las emociones recibidas en un prolongado lapsus de tiempo.

Mi hija menor, que desde hace tres años vive en Estados Unidos, debido a las restricciones sobre los viajes a Cuba, hacía un año que no estábamos juntos, digo esto porque todos los días no vemos mediante videollamadas.
Desde hace algunos meses nos comunicó a mi esposa y a mí, que estaba coordinando todo para encontrarnos en PUNTA CANA. Ya se podrán imaginar la ansiedad desatada.
Aunque siempre ponemos extremo cuidado con la salud, a partir de ese momento nos esmeramos mucho más, debido a que en nuestro país, dese el mes de julio se ha desatado una epidemia sumamente contagiosa.
Al fin, llegó el día añorado. Les confieso mi recelo con el avión, ya que he tenido manifestaciones de acrofobia, pero por suerte desde hace tiempo puse en práctica las recomendaciones que @emiliorios y @jrobe me ofrecieron por un post que publiqué.

Al iniciar el vuelo me sentí un poco tenso, pero después me relajé y tiré fotos desde arriba. La emoción del encuentro sobrepasaba los límites de los temores.
El trayecto de Panamá a Punta Cana nos parecía interminable, estábamos desesperados por llegar. Al arribar al aeropuerto, inmediatamente mi esposa, asombrada me señaló para alguien que portaba un cartel con mi nombre, ese era el encargado de nuestro traslado.

Cuando llegamos ya nos estaban esperando nuestra hija, los dos nietos, nuestro yerno y sus padres (los consuegros). Entre abrazos, besos y no lo puedo negar, lágrimas de emoción, transcurrió el ENCONTRONAZO, sí, porque fue un encuentro estremecedor.

Aunque ya eran casi las tres de la tarde, pasamos al restaurante a almorzar. En aquella inmensidad se me hacía difícil seleccionar lo que quería comer, pues había variedades de quesos, jamones, en fin, de todo.
Las habitaciones con una admirable pulcritud y muy lujosas, acordes con la condición de un hotel cinco estrellas. Sin embargo, donde menos tiempo permanecíamos era en ellas.
Independientemente de que teníamos habitaciones separadas, dormíamos en la de mi hija, pues lo que queríamos era estar juntos, aprovechar cada segundo. Las tertulias duraban hasta la una de la madrugada, a veces más.
Durante el día la mayor parte del tiempo la pasábamos en las piscinas, sobre todo en el Parque Acuático, que era el preferido por los niños, quienes no se querían separar de nosotros ni un instante.

Otro aspecto que nos llamó mucho la atención fue el constante ajetreo de los pequeños y confortables buses, para el traslado de los huéspedes, ya que el hotel posee una gran extensión.

También disfrutamos de la profesionalidad y el buen trato que recibimos en todos los espacios. Este contacto con la cultura dominicana es una experiencia inolvidable.
Pero como todo tiene sus límites, el tiempo de la reservación llegó a su fin y nos vimos envueltos en el crudo momento de la despedida, con abrazos, besos y ... lágrimas; pero con el delicioso sabor del disfrute intenso que enaltece el alma, y la luz de la esperanza en el próximo encuentro.

Muchas gracias por haber leído, quedaré muy agradecido con sus comentarios.
Las fotos fueron tomadas por nuestras cámaras durante la maravillosa estancia.
Texto traducido al inglés por traductor de Google.
ENGLISH VERSION.
An uplifting encounter in Punta Cana. Greetings, HIVE family, my silence during this time was due to the overwhelming emotions I've experienced in a long period of time.

My youngest daughter, who has been living in the United States for three years due to travel restrictions to Cuba, hadn't been with me for a year—I say this because we only see each other daily via video calls. A few months ago, she told my wife and me that she was coordinating everything to meet us in Punta Cana. You can imagine the excitement that ensued.
Although we always take extreme care with our health, from that moment on we became even more careful, because a highly contagious epidemic has broken out in our country since July. Finally, the long-awaited day arrived. I confess my apprehension about flying, as I've experienced acrophobia, but luckily I've been putting into practice the recommendations that @emiliorios and @jrobe offered me in a post I published.

As the flight took off, I felt a little tense, but then I relaxed and took photos from above. The excitement of the encounter outweighed any fears. The journey from Panama to Punta Cana seemed endless; we were desperate to arrive. Upon landing at the airport, my wife, amazed, immediately pointed me to someone holding a sign with my name on it—that was the person in charge of our transfer.

When we arrived, our daughter, our two grandchildren, our son-in-law, and his parents (our in-laws) were already waiting for us. Amid hugs, kisses, and, I can't deny it, tears of emotion, the encounter unfolded—yes, because it was a truly moving encounter.

Although it was almost three in the afternoon, we went to the restaurant for lunch. In that vast expanse, it was difficult to choose what I wanted to eat, as there were so many varieties of cheeses, hams—in short, everything. The rooms were impeccably clean and very luxurious, befitting a five-star hotel. However, we spent the least amount of time in them.

Even though we had separate rooms, we slept in my daughter's room because what we wanted was to be together, to savor every second. Our conversations lasted until one in the morning, sometimes even later. During the day, we spent most of our time at the pools, especially the Water Park, which was the children's favorite; they didn't want to leave our side for a moment.

Another aspect that caught our attention was the constant bustle of the small, comfortable buses used to transport guests, as the hotel covers a large area.
We also enjoyed the professionalism and excellent service we received in every area. This immersion in Dominican culture was an unforgettable experience. But as everything has its limits, our reservation time came to an end, and we were faced with the bittersweet moment of saying goodbye, with hugs, kisses, and... tears; but with the delicious taste of intense enjoyment that uplifts the soul, and the light of hope for our next encounter.

Thank you so much for reading, I would be very grateful for your comments. The photos were taken with our cameras during our wonderful stay.
Text translated into English by Google Translate.
Qué maravilloso encuentro, felicidades para ustedes; mi hermana, mis sobrinos y mi cuñado no venían hacía dos años y nos reencontrarnos hace unas semanas: es emocionante y estremecer